La naturaleza y la industria básica del hombre le dan elementos a Maria Esther Robledo para expresar algo profundo, algo que precisamente busca y guarda permanentemente, algo que es para ella una esencia... el jardín, el vegetal y también el ladrillo, cerámica cocida. He aquí que con ambos tipos de elementos arma, dibuja una imagen que contiene un desgarro, una abertura en la trama que como un río cuyo cauce profundo ha llegado a lo mas intimo de su ser va sacando a la superficie todo cuanto duele, aquello que raspa las vísceras y en ese devenir como el río filosófico, con un solo sentido, llega a un mar que va desdibujando las asperezas. Y aunque el proceso es largo y aun es honda la fisura continua indagando sin apelar a caminos fáciles. Su arte es de una madurez exquisita que le marca la vida y su manifiesta creatividad dando paso, desde elementos cotidianos, desde una naturaleza y una realidad a una “abstracción” a la que podemos agregar, “figurativa” en estos tonos pardos que seguramente en el proceso irán menguando su influencia en futuras obras. Felicitaciones Maria Esther Excelente obra |