José Vicente siente la lava supurando fuertemente desde adentro.En busca de el foco de infección, traza pinceladas punzantes con las que delinear el contorno; se diría que acordona la zona de los hechos. Una vez aislada la realidad, embiste con mucha fuerza y busca pistas por toda la superficie de su obra. En un momento de frenesí,siente la tentación de abandonarse hacia verdades más claras, más amarillentas; pero no,la verdad solo conlleva un camino ... el de la soledad. La soledad es roja, la soledad, a veces es amarilla y el corazón suele pasar sus mediodías colgado de un enramado muy negro, bastante obtuso para sumarse a este juego de búsqueda y hallazgo. Y puede que José Vicente, se halla sentido hastiado y necesitase abrir claros entre el brumoso bosque de sangre, entre el caldo de cultivo donde se ha acunado esta obra. Puede ser que se cansase de merodear por la playa y necesitase que su barca surcase las olas mar adentro,MUY ADENTRO. |