Comentario realizado por: JORGE ERNESTO IBAÑEZ VERGARA - 2007-12-15 00:00:00
Título obra: ENCRUCIJADA - arnold Encrucijada, título sugerente que invita a volar en la imaginación, una ensoñación hecha poesía, versos llenos de color. En esta obra, Arnold Quintero le roba a sus sueños la materia para dejar cabalgar a su impronta por los vericuetos de lo irreal, los sueños, que gestan en la conciencia mundos oníricos, hilos que teje y maneja con maestría con su pincel, para que su personaje tome vida; un universo íntimo que sólo él conoce, pero que lo quiere compartir, mostrándonos a una mujer atrapada en una encrucijada, sumida en un dilema. Una mujer absorta en la nada, llena de dudas, que acude al mar metida en su burbuja para contarle sus penas cada vez que le asaltan las dudas; pensamientos, distancia en el corazón que debe salvar; por eso da la espalda al tren que se asoma, como se asoma la vida, sabe que es su tren, pero la duda la ata, duda si debe abordar o quedarse sentada en lo que tiene, nada, está desnuda, vacía, quizá sin amor, no se da cuenta que tiene una puerta abierta, que está ahí, llena de luz, ávida de ser cruzada. El pintor recuerda a su personaje que hay mucha vida más allá del dilema, de ahí, el edificio alto que se yergue en la ciudad con 1531 razones para delatar su presencia, quizá trayéndole recuerdos, reclamándole que vuelva, una ciudad humeante que dibuja en el cielo nubes que se juntan simulando un beso, para darle ilusión, mientras ella duda, pasa el tiempo pensando, cada vez que su vida es un calvario, una lucha interna, cada vez que su vida no es vida. El tren está ahí, no viene solo, hace de comparsa una luz de un mundo nuevo que tiene el color de la nieve, blanco puro, impoluto, que resplandece para ella, mientras ella subida en un muro del que es prisionera, medita, no sabe cómo huir, cómo salir del laberinto que tuerce su destino, como se tuerce la mole de granito que tiene a la vista, que le cierra el paso a la vida dejándola en lo frustrante, sumiéndola en la tristeza; un vuelo de pájaros ausentes en medio del limbo, que le han robado el amor, que ni el mar que acompasa sus silencios le puede ayudar. Obra vestida con una pincelada limpia, donde el trazo seducido por la imaginación busca en la perfección de la línea el camino para encontrar la belleza en el onirismo fúlgido del pintor. |