EL ARTE DE DESDIBUJAR LA APARIENCIA
26 de Febrero del 2009 a las 18:24:45 1 Leído (712)
COMENTARIO A LA OBRA DE WALTER FÉLIX MALATESTA
EL ARTE DE DESDIBUJAR LA APARIENCIA
Este pintor Hispano-argentino nacido en Buenos Aires, pinta sensaciones que bullen en su universo, una necesidad constante que evoca a su manera a través de su pincel, haciendo que cobren vida en el lienzo para que el ojo humano capte el mensaje que va como equipaje de su lenguaje plástico una vez concebida la obra; luego que el espectador interprete lo que quiera o recree su propio mundo dentro de él.
Para Walter Félix, cada obra es un sorbo de su universo, unas son el recodo de su genio creativo, otras sencillamente el refugio de sus nostalgias, en las que procura que aflore la razón de la sinrazón estética, lo que el ojo a veces no ve cuando la estética se rompe, cuando la belleza hay que buscarla en la ruptura de la línea, en la rebeldía del trazo; para ello empieza desde la figuración sirviéndose del dibujo en su búsqueda, pero es en la cresta de la ola en su juego con la figuración, que detiene el vértigo de lo deliberado, para dar paso a lo inadvertido, a lo inesperado, deshaciendo lo hecho unas veces sutilmente y otras veces con firmeza, hasta conseguir en ello un caos poético, una poesía en la ruptura de la forma, tan personal y profunda como los versos del poeta César Vallejo en su famoso TRILCE (donde la belleza hay que encontrarla en la trasgresión formal); donde, después que su pincel ha alborotado el trazo desdibujando la apariencia en su encuentro con el arte, quede más un hermoso recuerdo que una imagen atrapada en el lienzo.
“No hay creación sin destrucción, sin transformación” dice una máxima que resume el ciclo vital, lo mismo en el arte como en la vida, la creación está en permanente ebullición.
Para este artista, uno de los caminos para tener una cita con la creación artística es sustraerse desde la referencialidad a lo formal, transgrediendo lo obvio para buscar lo esencial.
Atado a su talento sigue la estela de su idea, encarándose con el lienzo para librar la batalla de crear; su andadura la inicia con algo figurativo, porque el lienzo le pide imágenes como alimento para revelarse en el acto de concebir, de crear, imágenes que por ser lo que son, figuras, están encorsetadas, pero el impetu de su impronta le pide algo más que una imagen, le exige que rompa amarras y las libere del corset de la línea en el gesto artístico de su pincel; es entonces que en esta batalla, rompe lo estático e inerte de la figuración y desandando lo andado, las hace volar dislocando la forma y extraviando la línea. Sólo después de este desenlace, se puede entender este parto, para encontrar la belleza en el arte de desdibujar.
Un proceso artístico con una carga emotiva muy personal, un impulso natural, que consiste en hacer algo y luego desdibujarlo para que los demás vean en el alboroto del trazo, ese algo teñido con el color de su imaginación. Un camino que pasa por reflejar lo real del modelo desdibujándolo luego, llevándolo hasta dos paradas antes de llegar a la nada en su transito creativo, algo que fluye del mundo del pintor, su arte.
En sus obras, cuyos motivos son tabernas, rostros de la locura, tangos y escenas de la vida cotidiana, se aprecia sin lugar a dudas el impulso de su sentir y luces vivas de sus recuerdos, añoranzas de su Argentina natal; aquí, le da más fuerza al movimiento, con enérgicas pinceladas para que su universo encuentre el culmen creativo, en la ruptura de lo figurativo en la destrucción de la forma; su creación es liberadora, dando la sensación de impulso violento, pero no, su quehacer artístico tiene poesía, donde la belleza del trazo está en la descomposición, que da paso al parto de lo imprevisto en la ejecución, a lo impróvido de la idea, huyendo de la premeditación, haciendo finalmente que la poesía tome color y forma en su arte.
El quehacer pictórico de Walter Félix, se adentra además, en la exploración de los fragmentos integrándolos al todo, apoya esta tesis en la fragmentación de los colores que se alían al conjunto, emparentando tonos dislocados, para que el contraste y la armonización de la ruptura de los planos completen la idea en su “búsqueda de la realidad fragmentada”; pero esto, es otra historia motivo de otro análisis, otra parcela en la iconografía de su lenguaje artístico.
Walter Félix, es un artista creativo, espontáneo, sorprendente y arriesgado, cualidades que se reflejan en sus obras, que dan testimonio de su enorme talento y su alma pictórica.
Jorge Ernesto Ibáñez Vergara
Poeta, Promotor y Crítico de arte
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Blanca Amelia Gabaldón Venegas 2009-03-12 00:00:00
Hola Jorge muy expresivo tu artículo sobre LA OBRA DE WALTER FÉLIX MALATESTA pienso que cada párrafo es una clase magistral de crítica y estética,sin lugar a duda un aprendizaje amplio. De verdad me siento muy complacida de leer y aprenderme de memoria cada uno de tus artículos. Felicidades, tu más ferviente admiradora y lectora.