[About "Farm Garden". Gustav Klimt, 1905/06]
01 de Noviembre del 2011 a las 03:02:02 0 Leído (588)
Riegas un jardín de flores dibujadas. Sí, qué bien, porque ellas dibujadas permanecen (vivas de la mano de Klimt desde 1905 hasta hoy). Permanece el jardín que no pisan las imágenes de Faustine y Morel, permanece en una postal, girasoles, flores para él. Quién es él. Él, a quien te aferras tratando de asegurarte en unas señales confusas, unas caricias y sus silencios.
A través de la ventana se ven las flores naranjas. Cada vez crece más la cerca de flores, y temes que pronto invadan tu casa. Ves tres murallas: el marco del cuadro, las flores naranjas y la reja de tu casa. Ayer pensabas en la cerca y la libertad encerrada entre cuatro paredes: la libertad está encerrada dentro de tu cuerpo. La libertad sólo puede salir como un hilo de tinta por tus dedos.
Hilo de tinta, suerte de dibujo por el que se escapa tu autobiografía y que te has dado el lujo de llamar tu obra. La libertad apenas si es esclava de tu mano, lo que has querido que sea.
El jardín es bello y permanente, surge de los dedos del pintor y se posará en el recuerdo de quienes contemplan sus girasoles inmortales. Hoy deseas estar en casa contemplando las flores de fuera. Lo estás, pero también sueñas otra casa, un espacio, un silencio más tuyo, para luego dejar entrar al recuerdo, todo en café y verde, permitir la entrada de quienes amas, tus colores y las acuarelas que les has prometido. La visita de las cartas de quienes te han querido, aquellas que incluso saben a soledad de no correspondencia, miles de intentos poéticos de tus amigos y palabras de tu presente. Quién es él, quién fue. Él, de quien te aferras aunque no quede nada de lo que hubo.
A través de la ventana de tu alma se ven las flores del olvido, las amapolas de la libertad cercando tu recuerdo.