LA FUERZA DE WILSON
16 de Agosto del 2009 a las 17:58:10 0 Leído (568)
6 Junio 2009, 8:22 PM
De señal a señal
La fuerza de Wilson
Gráfico y urbano. La ciudad y sus personajes son recreados junto a otras influencias rurales con una idea sustentada en lo visual como los clásicos
Escrito por: DELIA BLANCO
Wilson Abreu es uno de los jóvenes artistas contemporáneos que tiene una obra sólida desde hace unos diez años, mantenida con celosa confidencialidad en el mundo del coleccionismo y del mercado del arte dominicano y caribeño.
Este artista es un resultado orgulloso de la Escuela Nacional de Bellas Artes. Es uno de los de la generación de los 90, que confirma la calidad de formación de dicha escuela, que de acuerdo a lo que hace unos años me han expresado maestros nacionales como Domingo Liz, Marianela Jiménez y Soucy Pellerano, entre otros y otras, no tiene nada que envidiar a las instituciones privadas dedicadas a la formación en las artes plásticas y visuales, por mucho capital que estas posean y además, por los altos precios de sus cursos y talleres.
Wilson Abreu tiene un duende que se mueve entre la figuración libre y la expresión lírica. Indiscutiblemente, su acierto está en el trazo, con la intensidad de la abstracción que se impone a través de la forma genera a la imaginación toda la rienda suelta necesaria para encontrar formas humanas, zoomorficas o botánicas que permiten entrar con la complicidad metafórica del artista.
Sus obsesiones abarcan los personajes de las calles capitaleñas: inválidos, dementes, mendigos, filósofos errantes, mujeres olvidadas, que entre risas, burlas y gritos inspiran al artista para revelar una especie de humanidad olvidada por el “stablishment” visibles para aquellos transeúntes que identifiquen lo humano frente al monstruo y reclamen la compasión frente al horror.
No se trata de ver o encontrar en sus personajes la errática turística y local que se aglutina en la calle de El Conde y en otras áreas de la Zona Colonial de Santo Domingo. No, la observación de Abreu va más allá de los tópicos costumbristas; él se adentra en los mitos y leyendas de la gran metamorfosis del Sur profundo, que ocupa tanto la herencia afro-antillana, así como los mitos y leyendas amerindias y taìnos. Sus personajes oscilan entre la ciguapa y el baká, también, en figuras contemporáneas bicefálicas o atrofiadas por alguna anormalidad genética.
Dentro de su mundo fantasioso, Wilson Abreu maneja el dibujo con una gran intensidad, utilizando tanto el carboncillo, con la tinta o el simple lápiz. Incursiona en la técnica de la encáustica, que la introduce o reintroduce al país, el maestro admirado y fallecido hace pocos años, Sacha Tebó; a quien, en el misterio de los personajes, los soportes y la bonhomía como artista y ser humano, nos recuerda este joven artista, quien además, siente aparentemente, cierta predilección por el papel y puede trazar sus fantasías en el papel Vecín, noble soporte, casi siempre selección de nobles artistas.
Definitivamente, la sencillez y la sobriedad determinan el lenguaje gráfico de Abreu.
Este artista a quien venimos estudiando desde hace un tiempo, nos confiesa que cuando le avasallan las ansias de ejecutar una idea visual, recurre al papel como el instrumento en el que aterriza meticulosamente sus ideas gráficas. Quizás que esas primeras pulsiones se ejecuten en tela como resultado de las ideas concebidas en el papel. Por esta razón, su obra gráfica es profundamente pensada y trabajada, de tal manera, que tenemos en Abreu uno de los artistas expresionistas actuales que trabajan sus telas después de haber experimentado el trazo y la composición, por medio de esbozos y estudios como lo hacían los grandes maestros clásicos.
El expresionismo y el abstraccionismo de Abreu no se imponen espontáneamente en la tela, le precede un largo proceso de investigación.
Es de todo esto, donde partimos para afirmar que la obra gráfica de Wilson Abreu tiene una pulsión y una soltura excepcional, en la que parece que influyeron maestros como Tapiés, aunque mantiene un campo plástico y visual que entremezcla con ciertos guiños de Jean-Michel Basquiat, por la inspiración que le sugieren los seres urbanos errantes y olvidados y por un dibujo que sale del molde de la academia, para hacerse cómplice de las expresiones espontáneas de los “graffitis” anónimos y urbanos de los años 70,s.
Merece la pena, pasarse un tiempo observando los dibujos y los trazos de Wilson Abreu, y particularmente, me sorprendo del tanteo que hace entre lo académico y lo espontáneo y autodidacta. Y es que, los artistas expresionistas, viven desgarrados entre la pulsión y el auto-control de la academia; entre el miedo y la angustia, pero también, entre la exaltación y de nuevo el control, de encontrar o lograr un resultado visual de asombro y satisfacción.
Maneja el color sin la ostentación de los artistas que desbordan en los mismos su arrogancia y por qué no, sus miserias. Más bien, sus colores reflejan los contrastes de la oscuridad; utilizando las tintas y las témperas, que sabe diluir hasta lograr masas y formas buscadas, pero también, accidentadas. Desde hace dos años, este artista trabaja tranquilamente en un privilegiado espacio en Constanza.
Próximamente, participará en una colectiva de artistas caribeños pertenecientes a la diáspora canadiense y estadounidense ubicados en la ciudad de Montreal, Canadá, donde él pretende llevar una visión de la pintura contemporánea del Caribe, -y creemos lo logrará- que vaya más allá de los tópicos críticos impuestos por los especialistas europeos y americanos que en muchos casos quieren imponer una visión histórica y antropológica del arte contemporáneo y de los artistas del Caribe.
Aprovechamos para concluir, afirmando que en estos días, el Museo de Arte Moderno –MAM- ha hecho el lanzamiento de la convocatoria de la 25 Bienal de Artes Visuales, para el próximo mes de agosto, por lo que nos parece urgente y fundamental que los artistas nacionales, con criterio de trabajo e investigación, respondan a esta convocatoria. Es justo, y muy necesario que acudan las nuevas generaciones del Distrito Nacional, pero también, de las provincias.
Estoy convencida de que Wilson Abreu pertenece a un sector de artistas cuya obra vale la pena ser expuesta y medirla con otros artistas que han logrado mucho realce, y que quizás no tienen la calidad excepcional de él, y que justamente, escenarios como el de esta Bienal Nacional, son los que permiten trascender a los y las artistas que investigan, trabajan y proyectan sus obras.
http://www.hoy.com.do/areito/2009/6/6/280431/De-senal-a-senalLa-fuerza-de-Wilson
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