Oliva Arauna
29 de Abril del 2008 a las 16:54:59 0 Leído (579)
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Oliva Arauna
Oliva Arauna siempre está al pie del cañón. Trabaja incansablemente desde la mañana hasta el anochecer. Es una defensora del arte como calidad de vida y de pensamiento. Nacida en Santander, pasó por Valladolid, para finalmente fundar en Madrid su primera galería en 1985. Desde 2004 disfruta del nuevo espacio en la calle Barquillo 29, un cubo blanco donde los nuevos formatos como la fotografía, el vídeo, las instalaciones … encuentran su lugar.
Los inicios: Valladolid-Madrid
Con tan solo 21 años, Oliva Arauna, recién casada, monta una pequeña tienda de regalos en Valladolid. Piensa ya en el arte, pero "afortunadamente", no abre galería. "Nos metemos en la galería sin saber lo que hay detrás, el día a día, ... y lo duro que es este trabajo". En Valladolid ejerce como coleccionista y aficionada al arte contemporáneo: "compré algunas ediciones y pequeñas cosas de artistas locales", pero la pócima del arte ya la llevaba dentro.
Mas tarde, se traslada a Madrid y Oliva Arauna se decide a abrir su primera galería en la capital. Se llamó Oliva Mara, con su socia Mar Estrada, cuya relación dura poco. "No creo en una galería de socios, son decisiones muy personales las que se deben tomar, especialmente en la elección de los artistas, que unas veces seleccionas por un pálpito, por una conversación o por el estómago", declara Oliva en entrevista con ARTEINFORMADO. Un año más tarde, en 1986 funda en la calle Claudio Coello 19 su galería personal, Galería Oliva Arauna, hasta que el año 2004 se traslada a la actual ubicación de la calle Barquillo, donde se siente a gusto: "este espacio lo he hecho yo, es muy del estilo del de Claudio Coello, es un cubo blanco."
Artistas jóvenes
Actualmente se puede visitar la muestra de la artista Rosa Brun, una de las más veteranas de la galería, pues lleva exponiendo con Oliva desde hace más de 20 años. Por cierto, Rosa Brun es casi la única pintora de la galería, pero aún así, tiene toda la energía y apoyo de la galerista. "Les doy hasta mi alma", afirma Oliva Arauna que añade: "he ayudado a muchos artistas a que se atreviesen a exponer proyectos difíciles, que he tenido que financiar. Aun así he vendido piezas de Abad, de Maté y obras informáticas."
Independiente e irreverente, Oliva Arauna se toma muy en serio lo que expone y cómo lo muestra. Va un poco más allá, casi como una visionaria. "Nunca me he ceñido al mercado, creo que al público hay que darle algo más de lo que hay. Discuto con los artistas, animándoles a crear proyectos imposibles. Tengo una visión y un empeño en lo que creo, y creo que lo he conseguido con artistas como Alfredo Jaar, con el que trabajo desde hace 17 años, y con Per Barclay, desde hace 15 años. Cuando les hice las primeras exposiciones, les prometí sólo mi pasión, ni críticas, ni ventas. Luego, les compré esas obras y ellos me decían que si estaba loca."
Y es que esta mujer alta, del norte, da mucha confianza. "Eso es lo que tenemos con los artistas: confianza mútua. Es difícil llamar a un artista sin que haya habido ventas ni críticas y que sigan confiando en ti. Más tarde, en los noventa, comencé con Miguel Río Branco y Gabriele Basilico, cuando la foto no se vendía. Les he abierto puertas en España y ahora hay exposiciones y obra en museos de nuestro país. Cada dos años expongo a Río Branco y, cada tres o cuatro, a Basilico, pues tiene demasiados compromisos."
Satisfacción personal intransferible
La galerista declara que el arte y la galerista le han dado un a gran satisfacción: "me ha enseñado a ver la vida de otra forma, me ha cambiado la mirada, y también a mis hijos. Creo, sin embargo que la galería no se hereda, que es un proyecto personal, ni tan siquiera les deseo este trabajo a mis hijos, ya que es muy exigente".
Entre sus colegas, siempre ha admirado a la gran galerista neoyorquina Marian Goodman, respetada e influyente desde 1977. "Pero en España me hubiera gustado parecerme a Fernando Vijande, un visionario, aunque siento gran admiración por todos mis colegas ante su esfuerzo inmenso, y eso es lo que ha transformado tanto el arte en los últimos 20 años". Se siente a muy a gusto en su galería, y aunque viene del mundo empresarial -realizó un MBA al sentir que perdía el contacto con ese mundo- dice tener suerte, sobretodo ante una ilusión que le gustaría se cumpliera: "que el nivel de los profesionales del arte sea cada vez mejor y conseguir tener arte español representado fuera de nuestras fronteras, en las grandes muestras, con un gran reto, el no exilio de los creadores españoles antes de su reconocimiento".
La galerista Oliva también estuvo implicada en la fundación de la asociación de galerías de Madrid ArteMadrid, a la que, este año, ha dejado de pertenecer. "Fui fundadora y vocal durante los primeros años, en los que hicimos normativas muy generosas, algunas de las cuales no se han cumplido en los últimos dos años", y asevera "es muy duro olvidarse de los niños". En cuanto al otro grupo de galerías, el Consorcio, Arauna estuvo implicada a nivel ejecutivo durante cuatro años, y finalmente se retiró "pues no creo que se pueda estar en dos direcciones a la vez, y decidí quedarme en el Instituto" -nombre con el que alude al Instituto de Arte Contemporáneo, creado por dos comisarias y dos galeristas-. Consiguieron que en el relevo del Museo Nacional Reina Sofía se practicaran las “buenas prácticas”, y ahora se plantean nuevos retos, como son los documentos de exportación de obras de arte o la promoción de artistas españoles en el extranjero.
Hay que decidir entre ir a ferias o producir obra de artistas
Ha participado durante muchos años en ferias internacionales y nacionales, como las de Art Frankfurt, LA Fair, Art Basel, Athens Fair, Riparte, Messe de Berlín, o Artissima en Turín. Pero es tiempo de reflexión, y "hay un punto en el que una debe decidir entre ir a ferias o producir obra de los artistas. En los noventa, con la cuenta de resultados negativa, tuve que dejar de ir a las ferias. Expuse escultura en los 80, fotografía a partir del año 87, instalaciones en los 90, y la primera muestra de vídeo en el 91. Ahora es tiempo de trabajar en la galería e ir a ferias importantes. Lo que mas tiempo me lleva es la gestión, organizar mis documentos sobre mi mesa, el teléfono, propuestas a museos, dossieres, los almacenes, los registros, los prestamos, seguir el currículo de los artistas, los viajes, las bienales…Los viajes son un gran desgaste físico –el gran tour de 2007- donde te replanteas todo el esfuerzo." Sobre Madrid, y su feria ARCO, asevera que "puede haber otras ferias en Madrid, pero con calidad. No me importaría que un Loop, Scope, u otras recalaran en Madrid, pues poseen calidad."
Coleccionar vídeos
Oliva Arauna es una persona extrovertida, con conversación fluida, y con muchas ganas de debatir con coleccionistas y críticos. Declara que tanto los coleccionistas privados como las instituciones son clientes suyos. "Tengo buenas relaciones con los coleccionistas y los museos, algunos con presupuestos escasos y luchando siempre con los políticos. Para eso está el Instituto Contemporáneo, para proponer mejores gestiones de estos centros. Aunque no estoy de acuerdo con Berta Sichel. Ella pretende que los coleccionistas particulares no compren vídeos, que yo les llamaría proyecciones. Con tan sólo un proyector puedes tener una colección monocanal. Una pantalla plana te permite disfrutar de esas obras: frente a cuadros y fotos, que necesitan dos clavos, sólo un cajón para los vídeos." Por Joaquín Gallego - ARTEINFORMADO
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