Amondarain, el Guernica y los límites de la representación
04 de Abril del 2012 a las 14:40:41 0 Leído (132)
El artista muestra en ARTIUM una instalación que reflexiona sobre las barreras y funciones del arte a partir de la obra de Picasso
Vitoria, 28/03/2012
"Tiempo y urgencia (Guernica). José Ramón Amondarain"
ARTIUM. CENTRO-MUSEO VASCO DE ARTE CONTEMPORÁNEO
c/ Francia, 24 01002
Vitoria
Del 30 de marzo al 2 de septiembre de 2012
El proyecto Tiempo y Urgencia (Guernica), de José Ramón Amondarain, es el resultado de una investigación larga y profunda del autor en torno a límites de la representación y se compone de una obra-instalación, titulada Urgencia y la reproducción en gouache a escala 1:1 de 8 fotografías. La instalación comprende ocho lienzos de gran tamaño concebidos como ensayo múltiple sobre el arte, sus funciones y sus límites, a través de la representación del cuadro de Picasso realizado hace ahora 75 años. La propuesta de Amondarain en ARTIUM desgrana el proceso de ejecución de la obra, su valor como icono y las causas de que nunca haya dejado de estar de actualidad, de su continua temporalidad paralela al tiempo real y de sus significados sociales, económicos, culturales, políticos, discursivos...
El Guernica, en un proceso paralelo al seguido hoy por el autor donostiarra, fue realizado con una gran urgencia y en un tiempo muy preciso y significativo, en plena Guerra Civil española. Dora Maar documentó el proceso de su realización de la pieza y Amondarain se ha servido de las instantáneas de la que fuera musa de Picasso para realizar su obra.
El trabajo de Amondarain nos traslada al interior temporal del cuadro para repensarlo a partir de sus diferentes etapas y ejecuciones. En esta obra, el artista aborda un estiramiento del tiempo (Picasso la ejecutó en alrededor de un mes), de tal manera que sus instantáneos procesos mentales son ahora tratados en cámara lenta y analizados en los procesos mentales de Amondarain, en una espiral creativa que nos hace introducirnos en una intensa secuencia atemporal.
Amondarain realiza un juego de representaciones y reproducciones; una pintura que es fotografiada y unas fotografías que son hoy pintadas, en dos dimensiones distintas, la del cuadro incluido en la imagen, y la de la propia imagen.
La exposición está pensada para ser mostrada cronológicamente, desde el primer abocetamiento hasta su presentación final. Estos estados se exhiben aislados unos de los otros, de tal manera que el espectador irá encontrándose sucesivamente con cada uno de los ocho lienzos, sintiéndose inmerso tanto intelectual como emocionalmente en el proceso de ejecución de la obra, a tamaño original. Al final del recorrido se muestra la obra terminada, tal y como ahora la conocemos, acompañada de los ocho gouaches que reproducen en otra técnica, a través de una mediación, las fotos originales de Dora Maar.
La experiencia hasta llegar a ella será distinta en cada espectador, pero todos habrán retirado en buena parte de la obra el velo de múltiples significantes con las que la historia la ha cubierto.
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