En Tiempo Real
08 de Noviembre del 2011 a las 16:40:40 0 Leído (163)
Se exhiben en el Palacio Real los mejores relojes de la Corte Española en el siglo XVIII
"La medida del tiempo. Relojes de reyes en la Corte Española del siglo XVIII"
PALACIO REAL
c/ Bailén, s/n
28071 Madrid
Del 25 de octubre de 2011 al 15 de enero de 2012
De lunes a sábado, de 09:30 a 17:00 horas
Domingos y festivos, de 09:00 a 14:00 horas
Del 25 de octubre de 2011 al 15 de enero de 2012, en el Palacio Real de Madrid
Obras: 50
Organiza: Patrimonio Nacional
Bajo el título "La Medida del Tiempo. Relojes de Reyes en la Corte española del siglo XVIII", se exhiben hasta enero en el Palacio Real de Madrid más de medio centenar de magníficos relojes pertenecientes a la colección de Patrimonio Nacional.
Entre las piezas presentes destaca un excepcional reloj de bolsillo fechado hacia 1660 cuya caja está decorada con retratos en miniatura de la familia de Felipe IV. El Rey Don Juan Carlos lo ha cedido expresamente para la muestra; pero no será la única gran joya que podremos ver en la misma: un reloj de sobremesa esqueleto, otro astronómico y varias piezas de relojes de sobremesa Bracket completan las obras estrella de "La Medida del Tiempo".
Los relojes que pueden contemplarse ya en el Palacio Real conforman sólo una pequeña selección de los cerca de setecientos que forman parte de los fondos de Patrimonio Nacional, fruto de las numerosas adquisiciones que los monarcas de nuestro país efectuaron a los mejores relojeros europeos (entre ellos Juan Kelly, Lorenzo Tarsis, Boucher de Sant Martin y Francisco Luis Godón). Su estado de conservación es excelente gracias a las labores realizadas en el Taller de Relojería del Palacio.
Estas piezas sirvieron para decorar en su momento las estancias reales del Palacio Nuevo (actual Palacio Real de Madrid), las casas de campo de El Pardo y de El Escorial y, sobre todo, la Casa del Labrador en Aranjuez.
Felipe IV, Fernando VI, Carlos III y Carlos IV fueron quizá los monarcas españoles que mayor relevancia concedieron a los relojes como elemento ornamental. El primero reunió un rico conjunto de relojes de factura inglesa y tuvo al también británico Tomas Hatton como relojero de cámara; Fernando VI amplió fronteras adquiriendo piezas suizas y el primer reloj con autómatas; su hermano Carlos III trató de fundar una escuela de relojería en la Corte de la mano de los hermanos Charost para poder rivalizar con la entonces poderosa industria relojera francesa y Carlos IV llegó incluso a montar su propio taller para trabajar él mismo en sus modelos. Adquirió además relojes de gabinete. La afición del rey fue compartida por su esposa María Luisa de Parma, que eligió para su dormitorio un excelente reloj esqueleto fabricado por Manuel Gutiérrez, otro de sobremesa obra de Dubuc y el que encargó a Manuel de Rivas: el monumental reloj de la Sala de Billar de la Casa del Labrador de Aranjuez.
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