Hablando de Tolentino
16 de Marzo del 2008 a las 05:24:17 0 Leído (501)
En los cuadros de la artista se puede reconocer el recurrente motivo del cuerpo humano. En cada una de las obras lo sitúa en espacios indefinidos que comparten su misma gama cromática, como si compartieran la misma naturaleza.
Aunque el resultado final en las figuras y siluetas se percibe cargado de fuerza, los trazos de su pincel son detallados y meticulosos. Por ese motivo, los cuerpos presentan una textura que los hace más sólidos, pero también más sensibles.
Los cuerpos que plasma la creadora, alcanzan una ductilidad de formas y volúmenes que rebasan por mucho lo real.
Es con esas contorsiones imposibles y esas proporciones caprichosas que Tolentino logra que sus figuras transmitan ese sentido de belleza bruta. Los muslos redondos son incididos por luces y sombras que parecen deslizarse con intención sobre la piel; las caderas, en su acentuada abundancia, se perciben agrestes e imponentes, y los sinuosos contornos de cinturas y pechos se desentienden de los equilibrios anatómicos convencionales para proponer su propia estética, menos sutil, más contundente.
Las siluetas que pinta Tolentino no pretenden una provocación explícita. Son cuerpos en actitud dinámica, es decir, vivos y despiertos, que develan su voluptuosidad sin vulgaridad ni pudor. Se reconoce en sus ademanes y poses esa naturalidad intrínseca que es inocente y tentadora a la vez. Tolentino explora el cuerpo en busca del lado oscuro del amor...
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