“Lo real es visible a los ojos”
15 de Octubre del 2010 a las 15:26:07 0 Leído (643)
VALORACIÓN CRÍTICA DE LA EXPOSICIÓN PERSONAL DE ORESTES CAMPOS “REALMENTE IRREAL”
Es un profundo error creer que ya
no hay nada por descubrir,
equivale a tomar el horizonte
por el límite del universo”
(Lemierre)
En los inusitados acordes de estos tiempos tan convulsos, permeado el arte del llamado postmodernismo, de la cada vez más tecnología de punta, la experimentación y desligamiento total con las ancestrales formas de crear; el ambiente creativo tan henchido del instalacionismo, el video arte, la fotografía, las intervenciones del espacio o el arte efímero que van dejando en el pasado incluso a las no tan lejanas corrientes vanguardistas; en estos tiempos se hace cada vez más difícil encontrar a aquellos pintores que en el amplio sentido de la palabra y más aún de forma figurativa interpretan su realidad, su sociedad.
Santiago de Cuba es una ciudad conservadora en ese sentido. Su historia está repleta de ejemplos de todo tipo de artistas: los instauradores de nuevas poéticas, los revolucionarios y por supuesto los de paleta y pincel. Posee un variado y muy distinguido catálogo de creadores que han tenido (una gran parte de ellos) que luchar contra el anquilosamiento y el auto desfasaje que se han impuesto a través de la historia tanto los artistas como los intelectuales que marcan la vía a tomar en el peliagudo sendero de la historia del arte.
Insertado un poco en cada uno de ellos, pero de forma más acentuada en el último grupo ha dejado su impronta incluso fuera de los límites nacionales. Orestes Campos Subert, un creador de precisa figuración y complejas formulaciones semióticas, que ha transitado por el mundo de los objetos y la intertextualidad como vías claves en su quehacer artístico.
En el año que transcurre, 2009, la Galería “La Confronta” dejó inaugurada la última de sus exposiciones personales “Realmente irreal” donde dio cuenta una vez más de su dominio de la técnica depurada, exquisita y a la usanza de los grandes maestros, pero sin obviar el flanco intelectual que le imprime a cada una de las piezas, perneadas de un alto nivel conceptual.
Con un total de 13 piezas (acrílico sobre lienzo) de mediano y gran formato, el artista dejó abierta a la recepción del público una de sus múltiples posibilidades expresivas. En esta ocasión utilizando como vía de crítica social, imprescindible en su obra, la imagen de numerosos objetos de su propio ámbito cotidiano, hogareño que subvierten la realidad al enfrentarse a acciones que le son inherentes al hombre, de ahí el título de la muestra.
El valor de la misma radica además en la perspicacia con el artista comprende que es necesario hablar desde un estilo propio. Por ejemplo, en ¿Y tu abuela donde está? mediante la exquisitez de la pincelada, los detalles y el uso de los colores oscuros, fríos e intensos, así como las luces y sombras colocadas justo donde se necesitan, discursa sobre la desigualdad social y la exclusión de todo tipo, dígase a los inmigrantes, al negro o a los de coeficiente intelectual bajo. En fin, enfatiza el hecho verídico mediante la metáfora de que mientras unos se queman en el fuego intenso del trabajo duro, de la cruda realidad, otros profesándose superiores miran por encima del hombro de aquellos que están más abajo, sin embargo no se preguntan donde están sus raíces, no se preguntan como versa el poema de Nicolás Guillén: ¿Y tu abuela donde está?
En Opción recreativa Orestes resuelve el problema de la falta del acto que el título indica mediante una simpatiquísima escena de la distracción de un objeto determinado (en este caso un muñeco) sobre una lavadora que es tomada como piscina. Mediante su usual gusto por los detalles bien resueltos y los colores vivos (en esta obra) denuncia el hecho real de que las personas no tienen prácticamente alguna opción viable o rentable para emplear su tiempo libre, teniendo entonces que crear con sus propios medios, y en su propio ambiente, las opciones.
Con Antártida el artista recurre a la síntesis que garantiza la eficacia comunicativa. A diferencia de la mayoría de sus piezas en las que la sensación de movimiento (esto se justifica a cabalidad por su vínculo con la cinematografía) se encuentra latente, en Antártida él despeja la composición de todo recargo e incluso de todo color, ya lo explica el título. La pieza representa un paralelo con este lugar de la geografía global, gélido, solo, de ahí el empleo acentuado del tono blanco. Esta es una pieza polisémica (como la mayoría de las obras de arte, sobre todo las bien pensadas) en la cual se discursa como eje creativo sobre la desolación, por lo que a simple vista se ve, la insuficiencia de alimentos en nuestros refrigeradores que da paso a este sentir de angustia que transmite la pieza, o bien podría estar queriendo hablar del carácter inmutable de algunas personas en cuyo interior solo se encuentra esto, un trozo de hielo.
Igualmente atractivas resultan las piezas restantes, algunas como Reubicación laboral, Manipulación genética o Estado de gracia coqueteando con la realidad mediante lo absurdo, mediante la presencia exhaustiva de personajes anacrónicos en escenas y acciones perfectamente logradas que hacen que el espectador disfrute de todos y cada uno de sus cuadros y se identifique con los hechos reales que cada uno denuncia.
“Realmente irreal” es un peldaño más en el largo camino que le queda aún por recorrer, en la frescura de sus 40 años comprende que no todo está logrado, que es válida la frase del poeta Se hace camino al andar, y por eso no tiene sosiego, no abandona el pincel, pero tampoco abandona los libros o cualquier medio que lo nutra de la información precisa, porque la concepción de sus obras no es gratuita, cada una de ellas lleva implícito un concepto, una idea que ha sido estudiada con mucha anterioridad. Se percibe una frescura, una energía en sus obras, y al conversar con él la satisfacción de terminar un cuadro y advertir que todo su mundo de obsesiones y desvelos ha quedado libre y exquisitamente atrapado en el lienzo.
Lic. Beatriz Rivera Castillo
Representante del artista
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