Rafael Piedehierro concibe sus esculturas con el rostro marcado por el dolor y el sufrimiento,rostros que delatan la angustiosa situación en que el hombre se encuentra cogido en la inmensa red de la vida misma.
Esculturas que nos sobrecogen por desgarrado expresionismo y que Piedehierro con su poderosa dicción nos transmite. Distorsiona de tal manera el rostro que los sentimientos, hechos pura abstracción, quedan reflejados en él, llegando algunas veces a ser un rostro casi sin facciones.
Esculturas de una gran fuerza expresiva y de una gran capacidad artistica. La obra de Piedehierro denuncia la época en la cual vivimos, como notario del tiempo rubrica en el barro-escayola-madera-bronce-acero inoxidable y mármol, y da fé del mismo.
Jaume Tarafa.