Hay una ternura hacia el SER, al modo de Heidegger, que le hace pastorear el drama de la existencia humana, llamándola por su nombre; de ahí la riqueza enorme de símbolos: El hombre metido en el redil, El ala atada a la Tierra, Las palomas rompiendo cristales, La otra orilla, La escalera sobre el abismo, El hombre con raices de olivo...Cosidos que recuerdan a E. Naranjo, descripciones del tiempo al modo del " todo fluye " heraclitiano, y abundante material que arranca del Kibalión, Por todo ésto no quiero meter su pintura en la camisa de fuerza de ningún-ismo, mejor dejar la ilusión en libertad.
Ella apuesta por la esperanza como una Tierra fecunda que goza con maternidades, por esto Manuela quire tanto a sus " hijos ", no los vende, los contempla y se autocomprende. Con ellos vive y con ellos reza . " Para mí - dice la autora- cada cuadro es una oración " y nosotros podemos decir con el Salmista: "La acequia de Dios va llena de agua ".
En su obra, NO es verdad lo que dijo Benjamín Palencia pocos dias antes de morir:
" El Arte ha perdido una de las más grandes y hermosas cualidades: La teología. En el momento en que el arte ha perdido el sentido religioso deja de ser ARTE, porque el arte es religioso en sí, lleva dentro de su entraña este mundo religioso y, cuando lo abandona se vulgariza ".
Las obras de Manuela Castaño no es VULGAR, es tan grande como la belleza de su
CORAZÓN.