La Estética

LA ESTÉTICA

Quería un mago, llamado Esteban, destruir la estética para verla por dentro, pues no se la explicaba. Un día raptó al mundo y le quitó todos los colores menos uno, y el mundo se volvió monocromo.

En seguida miró el mago el resultado de su experimento y encontró que las personas ya no hablaban de colores pero discutían respecto a lo estético de los brillos y las sombras. Comprendió Esteban que la estética se había escondido en la luz y entonces eliminó todas las luces menos una. Y volvió a mirar. El mundo era isoluminoso.

…Ya no había día y noche. Solamente una luz constante y homogénea que cubría la tierra. Pero las gentes opacas de este nuevo universo ya no hablaban de colores ni de luces. Discutían ahora sobre lo estético de la recta y la curva. La estética, no teniendo luces ni colores donde esconderse se había refugiado en el dibujo, en la geometría. Así que Esteban simplificó el dibujo del mundo eliminando todas las formas menos una: la esfera, y el mundo se volvió isomorfo.

…Todo devino redondo, y las personas redondas seguían encontrando motivos para polemizar sobre lo estético. Al no poder contrastar colores, luces ni formas se afanaron en discutir sobre los tamaños. Unos preferían bolas enanas como guisantes mientras que otros estaban a favor de bolas como sandías. El siguiente paso debía eliminar todos los tamaños menos uno. Por eso el mundo se volvió isométrico.

…Y la tierra se convirtió en un megaracimo de bolas de idéntico diámetro. Pero las bolas de sustancia humana empezaron a hacer de las suyas. Rodaban entre las bolas - árbol, las bolas - casa, las bolas - agua, y calificaban el movimiento y la manera de rodar de cada bola frente a las demás como algo estético. El mago ya no sabía que quitar para eliminar la estética. Sólo quedaba robar movimiento, pero a estas alturas comprendía que si les dejaba sólo el giro unos querrían ser levógiros y otros dextrógiros. Si les dejaba sólo una dirección unos preferirían ir y otros volver. De poco serviría dejarles un solo movimiento. Debía forzar más su investigación y robarles todo el movimiento aunque con ello desapareciese la materia. Sin embargo ya había ido muy lejos en su experimento y no quería dar marcha atrás. Así que paralizó al mundo y la materia desapareció y el mundo se volvió inmaterial.

…Únicamente quedaban espíritus inmóviles, como atrapados en los nudos de una red imaginaria. Pero los espíritus empezaron a comunicarse por telepatía. Apenas comenzaban a saludarse entre ellos, en seguida diferían y discutían sobre la manera adecuada de pronunciar saludos. El mago escuchaba telepáticamente voces: Aló, hola, hey, yuhjuh, holaaaaaaaa, ¿Cómo estás? Algunos espíritus preferían saludos escuetos y directos mientras que otros estimaban más bello usar un estilo emotivo y vehemente. Así, esos espíritus se comparaban entre sí, manifestando diferentes opiniones y sentimientos.

Tuvo que aceptar el mago que la esencia humana siempre estaba calificando, cualificando y prefiriendo. Aunque eliminara todos los espíritus y dejara sólo uno para que no pudiera compararse con otros y no pudiera por tanto “preferir”, ese único espíritu humano seguiría prefiriendo. Podría contrastar su propia presencia frente a la ausencia externa. Podría autoexplorarse y subdividir su unitaria existencia en la que hallaría algo semejante a núcleo y bordes. Una vez situara el núcleo y los bordes encontraría zonas intermedias. Poco a poco multiplicaría sus zonas espirituales. Después podría regodearse o lamentarse en cada zona de distinta manera. Podría optar por diferentes estados. Podría preferir. Podría considerar ciertas zonas y estados como amplios, intensos, gratos, complicados, bellos, etc. Esteban adivinó que si sólo quedara un espíritu humano, éste se las arreglaría para experimentar estados diferentes con lo que surgirían preferencias. Si sólo quedara un espíritu, éste se subdividiría para poder recombinarse, para sentir algo más que un estado único, para latir, para creerse que vive y existe.

Esteban empezaba a comprender. Había eliminado la materia y sin embargo la estética seguía viva y muy incrustada dentro del espíritu humano. Ahora sabía que nunca podría destruir la estética sin eliminar simultáneamente a la esencia humana. Las personas nacían estéticas. Considerando esto como una respuesta a sus preguntas, Esteban se sintió suficientemente complacido y devolvió al mundo a su estado habitual. Después anotó en un pergamino: Estética es preferencia por algunas formas frente a otras. La estética es inevitable porque siempre hay más de UNA forma. 


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