Lic. Alejandra Ordóñez
Editora Vida / Siglo 21
El artista Pablo Piloña Palma nació en la Ciudad de Guatemala el 11 de marzo de 1,980. Apenas con un año de vida se trasladó a La Antigua Guatemala, reconoce como su tierra natal a La Atigua Guatemala, puesto que vive allá desde antes de su primer año de edad.
Lector ávido desde temprana edad, Pablo fue impactado por los planteamientos expuestos por autores como Camus, Kafka, Nietzsche, Nicanor Parra y Neruda. Buena parte de su inspiración pictórica surge de la biblioteca imaginativa que le alimentaron los libros; desde el encuentro de sentimientos en la poesía hasta el encuentro de pensamientos en la filosofía.
Las otras partes de su mentalidad gráfica las conforman las figuras humanas de los clásicos y la explosión de colores del folklore guatemalteco, dentro del cual aparecen constantemente verdaderas estelas mayas en rostros de mujeres y varones que más que engendrados parecen esculpidos en madera de Guayacán.
La pintura siempre ha estado presente en su vida, la plástica ha sido su recurso eterno para sobrevivir y no es solamente un mecanismo de introspección. Pintar y dibujar son sus actividades naturales, a través de las cuales logra plasmar sus historias, divulgar sus criterios, hacer sus propuestas y compartir sus sentimientos.
En la rama de la plástica ha desarrollado su propio estilo, el cual encontró en la acuarela, por medio de la que cuenta historias a través de mosaicos que en su individualidad cuentan fragmentos de su relato, y que en su conjunto expresan la forma general que los define.
La primera exposición de Pablo Piloña ser realizó en 1991, en La Casa de la Cultura de La Antigua Guatemala, siendo el expositor más joven. A partir de ese momento, ha expuesto de forma personal y en conglomerado en diferentes espacios de arte en Guatemala. En su obra se pueden explorar múltiples técnicas y estilos, pues representa multiplicidad de objetos de inspiración, desde paisajes hasta figuras humanas. Sus medios de expresión son el óleo, acuarela, lápiz, tinta china, crayón, pastel, acrílico, etc. y también técnicas digitales. Sus propuestas artísticas van desde el realismo hasta el surrealismo, en una gama de estados y medios que le alimenta la visión del mundo. Además, tiene una especial identificación con el retrato y lo que él considera su derivación más crítica: la caricatura, técnica con la que ha obtenido gran reconocimiento a nivel nacional.
Gracias a este talento, Pablo Piloña es el caricaturista de la revista La Matraca y creador del suplemento Pasión por un Hueso, ambos publicados en el diario AlDía, por lo que su trabajo es visto diariamente por cerca de 25 mil personas en Guatemala. También ha realizado múltiples ilustraciones para el periódico Siglo Veintiuno. "Ese trabajo es mucho más que una expresión plástica, porque me permite hacer críticas socio-políticas con la total honestidad y contundencia", dice el artista acerca de sus obras.