La obra de Daniel, de una gran fuerza conceptual y simbólica, no es pobre en recursos sino que explota las posibilidades de los materiales, las texturas y los efectos provocados por las reacciones entre ellos. Lo minimal en el uso del color contrasta con la variedad de recursos, otorgando una rica superficie; el cuadro es esa superficie donde calla el discurso narrativo para que grite el símbolo. |