La lírica obra de Viñas García nos llega por los oídos; se nos va colando lentamente como una suave melodía, de graves acordes, de sutiles notas, de nobles maderas. Figuras extasiadas en una contemplación ensimismada se transmutan en instrumentos que refuerzan simbólicamente esta sensación. El diseño es primordial, articulando rítmicamente la composición; la luz: aterciopelada, la forma: de un manierismo estilizado pero de fuertes volúmenes, mujeres que se despliegan, soñolientas, como una música de cámara. |