Van Viniendo - Karina Bezchinsky
Karina Bezchinsky, el poder de la mancha, el espacio y la dinámica. Por Joan Lluís Montané de la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA).
Karina Bezchinsky indaga en el poder de la mancha en sus composiciones abstractas, realizadas en óleo, también en técnica mixta y collage.
Busca la explosión del color, la fuerza de la intensidad cromática, el poder directo de la mancha en el espacio, cual signo de existencia y vida.
Persigue el cambio continuo del color, la plasmación de la evidencia de la propia existencia en lo más hondo de la fuerza emblemática que nos acoge.
Somos el resultado de la dinámica del momento, que es infinitesimal. No hay momento aislado, sino que todo es parte de un mismo todo, parte de un instante que alcanza más allá de lo profundo en lo supremo. Un más allá que se instala en la vida, pulsión vital, fuerza que nos encuentra y conecta con la belleza.
Es un canto hacia la belleza de lo que está vivo, a partir de una actitud que va más allá de las anécdotas y de la necesidad de vivir sin más.
Indaga en la translación y el movimiento, en el cambio continuo y en la fenomenología de lo que es por sí mismo.
Todo está preparado para ir más lejos de la anécdota, para ser parte de un todo que es del cosmos.
Lo que está claro es que la mancha, es la expresión vital, la mancha es la evidencia de la energía, el alcance de sus designios, que son los que nos transportan hacia otras consideraciones y galaxias tanto vitales como mentales.
La mente de la mancha es la mente del universo, se expande, o se contrae, posee colores sensuales, atractivos, vitales; pero también cromatismos evanescentes, casi celestiales, tocados con la gracia divina, con la gracia de quien se sabe poseedor de los alcances insuperables de una vida entera, grande y fuerte; una vida que es existencia en grado sumo, en grado superlativo, en grado emblemático y contrastado.
Porque la verdad de la poesía del sentimiento, de la plasmación del momento pictórico que conecta con la posibilidad de ir más allá de la propia consideración, es cuando uno sabe instalarse en la perspectiva de la historia a largo plazo.
Una perspectiva que se adentra en lo más sagrado de la profundidad que engalana la propia determinación.
Una perspectiva que va más profundamente que lo evidente. Una perspectiva que parte de un todo para implicarse en la propia consideración de la existencia.
Conecta con la existencia en el sentido de que reafirma el hálito vital a partir de la constatación elíptica de la verdadera razón de ser de los instantes secuencia y de los momentos únicos.