Sensaciones - Eva Manzella

Eva Manzella, de la expresión en el espacio de la mente y el corazón. Por Joan Lluís Montané de la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA).

Nos muestra la capacidad de la expresión, potenciando la composición en dirección a la otra parte del viaje en el estadio del tiempo que no limita. Exhibe personajes que buscan los aspectos de la vida para instalarse en el transcurrir hacia lo que no es manipulado por la materia y la forma.
Indaga en los considerandos de las profundidades de la energía y de la forma externa que nos transportan a imágenes complejas.
Trabaja en acrílico y técnica mixta sobre tela, buscando la expresividad, la formulación de la composición donde seres humanos se transmutan, pretendiendo el cambio y la progresión hacia otras consideraciones que están más allá de la materia que limita el espacio-tiempo.
Indaga en sensaciones, estadios de la consciencia, espacios mentales, energías liberadas por los seres, personajes que interactúan con la visión energética de una realidad situada más allá de las posibilidades de la propia vivencia.
Emplea recursos propios del expresionismo, sin abandonar la sensación de existencia evidente, de fundamento concreto, consecuente, fomentando su visión de lo sutil, ensimismado en la propia póesis de una vida que se engalana de fervor y poder.
Transmutadora de momentos, hilvana una creación que se nutre del color, de los efectos del mismo para ser coherente con la visión de una consciencia de una realidad más potente, en el sentido de ser consistente con la fuerza que integra el cambio y la transmutación de las cosas.
Alcanza la vibración, la fuerza de la energía, la visión del cambio plástico y energético de la pintura y la vida.
Somos aquello que nuestro cerebro puede procesar, pero, también, algo, más, y no estamos solos.
La obra pictórica de Eva Manzella es una apuesta por la otra verdad de la existencia, a favor de una visión de la evidencia de la esencialidad.
La esencialidad es energía, forma, materia, sustancia, espíritu, alma, no materia, orden y caos, regidos por la ley de la causa y efecto.
Estamos en las lindes del reconocimiento de aquello que es complejo y que se basa en lo fundamental para entender la presencia en lo evidente profundo de lo que es por sí mismo.
Su aportación se funda en saber interactuar entre las diferentes realidades, sin renunciar a la plasticidad, dentro de una obra que posee sensualidad, coherencia y potencia cromática.