Intrusión
20 de Junio del 2008 a las 13:29:11 0 Leído (426)
Hay un gato. Preciso decirlo, aunque no salte a la vista. Sus pisadas llegan con el silencio de la noche, van y vienen, su voz me estremece, su canto de bebé con angustia me saca del lecho, sus uñas arañan el cristal de la ventana.
La abro. Me alejo. Me escondo, escudriño. Quizá se esté burlando en la otra ventana. Corro a ella, me acerco desde el techo. Nada. Tal vez en la otra. Ups. Al abrirla he roto una maceta. Tampoco está. Desespero. Avanzo con rapidez por toda la casa. Protegido por la oscuridad, oteo por un instante desde un rincón, luego salto a otra esquina, luego debajo de la mesa, sobre un sillón, entre las patas de una silla, pegadito al marco de la puerta..., y nada. Y en eso, un maullido agudo rompe la visión en pedazos fragmentados, y desde uno de ellos, justo debajo de la cerradura, justo desde ahí te observo con mi mejor gesto de saltimbanqui.