Acercarse a las obras de Tina es un privilegio que nos permite disfrutar de la asociación poética y seductora del cuerpo, las texturas y la sugerente fruta. Una lírica plástica resuelta técnicamente con excelente manejo del dibujo, de la composición, la luz y el color matizado y sugerente.
Todo un espectáculo sensual, simbólico y sentido, un ejemplo de buen oficio de pintar, y una ventana abierta en el proceso de imaginar que anuncia muchos paisajes y muchos horizontes por los que nos gustaría acompañar a esta artista a quien tanto futuro le espera.