Dimensionalismo
22 de Abril del 2007 a las 21:57:58 0 Leído (939)
Exposición Dimensionalismo de Francisca Blázquez en Giotti, Pilar Espace y Espacio Ana López:
Exposición de febrero a diciembre de 2007 en la Castellana de Madrid
La dinámica angélica en el universo iluminado de Francisca Blázquez en Pilar Espace
Francisca Blázquez, autora del Dimensionalismo en 1998, presenta en Pilar Espace, zona de la Castellana, en la capital de España, la dinámica angélica en el universo iluminado. Para ello apuesta por la exhibición formal geométrica de ángeles y arcángeles, seres que actúan de intermediarios entre las dimensiones más evolucionadas y los humanos.
Se plantea, asimismo, la existencia de dinámicas angélicas que forman parte del mundo espiritual conocido o desconocido, de mundos espirituales que van más allá de la religiosidad común, representándolos a nivel formal pero con la determinación de la iluminación. En consecuencia induce al espectador a ser cómplice de un mundo sutil, en el que la densidad no existe, mostrando formas intensas, de colores delicados o bien expresivos, en las que configura otras dinámicas dimensionales, en las que todo es alegría, dado que la totalidad de lo evidente está abierta a la esencialidad cósmica celestial.
No hay agresividad, todo es intenso pero armonioso, estableciendo una clara ausencia de líneas tensionadas, sin la presencia de ángulos rectos ni líneas directas, sino que las formas flotan en el espacio, conformando una actitud sutil, auspiciada por obras claramente alegóricas.
El mundo de Blázquez se basa en la luz cósmica, no solo la derivada de efectos físicos, sino la que se produce a partir de concentraciones ingentes de esencialidad.
Trata de conjugar la armonía de la ciencia con la fuerza de la determinación de la celestialidad.
Si un concreto conjunto de formas se estructura en base a planteamientos inteligentes basados en masa, efectos químicos, ley de la gravedad, atracción, etc., por, otra parte, también muestra las particularidades de la esencialidad, que se basan en la proyección de la evidencia de lo trascendente.
Es fundamental entender que la física cuántica enlaza con la espiritualidad, al margen de la tradición, porque lo importante es la determinación existente es comprender que no hay cambios ni transformaciones si no existe la evidencia trascendente.
No hay una explicación del universo basada únicamente en la física y la química o el cálculo matemático, sino que está claro que lo fundamental es que la verdadera ciencia es espiritualidad. Y ello es así porque no existe la materia por si misma, sino a través de complejos procesos, que constituyen, mediante formas, estructuras, sopa magmática inicial, etc. la verdadera proyección iluminada de lo concreto, causante de que en nuestro planeta se originase vida, aunque ésta, ya existiera en otros sistemas y galaxias.
Francisca, autora de más de 64 individuales en catorce países de Asia, América y Europa, basa su discurso en la proyección formal geométrica en el espacio, la intensidad cromática y la determinación en plasmar la luz en un contexto sutil, indicando cuales son los caminos que hay que seleccionar para ser o estar, antes que actuar.
Si actuamos pero no somos, la inercia nos domina, mientras que si meditamos en nuestro ser, es la proyección energética más ecuánime la que determina nuestros alcances y la interactuación consiguiente con el universo entero.
Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte
Expone obra pictórica del 17 de abril al 8 de mayo de 2007 en Madrid
Francisca Blázquez, de la Forma Color al Dimensionalismo en Giotti
La autora multidisciplinar madrileña expone del 17 de abril al 8 de mayo de 2007 en Giotti, local de moda dirigido por el conocido estilista Sergio. Presenta como novedad su anterior serie titulada Forma y Color y algunas obras recientes del Dimensionalismo.
En la serie Forma y Color, muestra su actitud dinámica, siendo partidaria del movimiento, de los colores intensos, que delimitan la composición zonalmente, abarcando espacios, buscando una expresión evidente de geometrías contemporáneas a cada instante, que se sitúan en la efervescencia de lo sensible o en la espiral dirigida de la forma como tal y el color como estado de ánimo.
Se trata de una serie efervescente, sugerente, enfocada hacia el contraste continuo, en el que las formas se suceden, y, dentro de este contexto, la presencia del blanco y negro como acicate.
El blanco es considerado espacio, mientras que el negro es la materia, ying y yan, buscando y conformando un equilibrio evidente, que se auto-controla para expandirse, es decir buscarse, enfocándose hacia la propia evidencia.
Su dinamismo es constante, hasta tal punto que se sumerge en la pléyade de sugerencias formales que se sitúa en el límite de los sentidos.
Mientras que el Dimensionalismo es la superación de la dinámica matérica para posicionarse dentro de la línea ascendente del camino recurrente enfocado hacia la dinámica espiritual, en la que la artista abandona el juego de opuestos como centro de su discurso para, a partir de los mismos, centrarse en la iluminación.
Realiza creaciones de gran fantasía, en las que constatamos la presencia de formas que flotan en el espacio, que parecen posicionarse entre varias dimensiones, situarse en la espiral del conocimiento, en la fuerza de la aventura instalada en la constatación de la propia evidencia. Es decir que establece los parámetros formales derivados de la iluminación a partir de su posicionamiento formal.
Refleja dimensiones que existen pero que no vemos, otras procedentes de su mundo de fantasía, también dimensiones surgidas en el marasmo del cambio energético, situado en el punto culminante de la transformación.
Últimamente viaja al mundo celestial, a las dimensiones angélicas, buscando conexiones entre las dimensiones sutiles y nuestro mundo. Sin embargo su geometría no está anclada en la tierra, sino que viaja libre por el espacio, representando aquello que le es transferido por los dioses y que necesita comunicar a la humanidad para establecer los parámetros sensibles que nos permitirán profundizar en la propia evidencia de nuestra aportación interior.
Somos individuos que estamos sometidos a la variación de lo emergente, para ir avanzando por etapas en los caminos laberínticos o preclaros de otras dimensiones. De ahí que las formas geométricas sean una excusa de la creadora madrileña para adentrarse en los vericuetos del espíritu, formándonos con alegorías instaladas en vectores y sectores, en zonas determinadas concretas o no, que fluctúan o bien se reconocen como auténticos prismas.
Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte
Expone de febrero a abril en Espacio Ana López de Madrid
Francisca Blázquez, el Dimensionalismo y la búsqueda de la iluminación
Crea formas geométricas multipoliédricas, basadas en la dinámica simétrica y también armónica, en las que destaca su espectacularidad, perfeccionamiento y aspecto futurista. Se trata de triángulos, prismas, hexágonos, octaedros, poliedros, cuadrados, rectángulos, círculos, circunferencias, combinaciones múltiples de formas esenciales, otras formas nunca vistas e imaginadas por la creadora multidisciplinar madrileña. Parte el concepto de que todo lo existente, hasta las estructuras de moléculas y átomos, es de índole geométrica.
La geometría es la base, estructura, la forma, pero también el fondo de la existencia, porque, a partir de la geometría, de constatar la apariencia externa, se verifica la iluminación espiritual que la alimenta. En realidad no solo la geometría sagrada, sino todo tipo de geometrías existentes son espirituales, porque poseen en sí mismas la llama de la iluminación. Y este es el aspecto que Francisca Blázquez resalta en su producción artística, basada en el análisis de la propia realidad, de la existencia compleja contenida en el paradigma de lo existente. Un paradigma que va más allá, que bucea en las posibilidades de la transformación constante, del movimiento continuo tanto de átomos y moléculas, como de ríos, montes, animales, plantas y del ser humano.
El movimiento es constatable por todos, mientras que la iluminación de la geometría lo es solamente para aquellos que posee un alma sutil, complementada por una posición en la vida absolutamente activa en pro de la perseverancia del amor y de la simbiosis de iluminación y vertebración espiritual.
El universo es mental, porque la mente proyecta la realidad que uno quiere. El universo es mental porque el paradigma de la existencia se basa en la ascensión continúa hacia los reinos del espíritu, que son los que superan las dimensiones físicas y transforman todo lo existente. La mente es un vehículo para alcanzarlo.
La espiritualidad es la dimensionalidad más elevada, una vez nos hemos desprendido de las capas matéricas y formales. Pero, Francisca, emplea el color, contrastado, intenso e insinuante, para ir más allá de las limitaciones, avanzar hacia los diferentes grados de desapego, comenzando por olvidarse del ego, verdadero cortapisas hacia una dinámica de desprendimiento y superación de los límites materiales.
Realiza sus creaciones en acrílico sobre tela, buscando la espectacularidad del color, empleando tonos concretos y directos, mezclándolos con otros más sutiles y gama de difuminados para obtener de esta forma un contraste que aumenta la sensación de misterio de sus creaciones.
Va más allá de las limitaciones, prodigándose en la dinámica existente de lo sutil, superando condicionantes, instalándose en la fluctuación constante, en el campo de vibración.
Buscadora de la luz, crea mundos distantes, otros soñados, los más inventados, otros inspirados en lo que los dioses le comunican. Se trata de formas geométricas, pero, también de estructuras espirituales iluminadas.
Su arte no es frío, posee una calidad intensa, insinuada, estableciendo un torrente fogoso de color desbordado, hasta el punto de conseguir alcanzar estadios determinados de gran singularidad.
Su actitud serena se desborda con facilidad cuando alcanza conexiones místicas, estadios de iluminación, a partir de una mente sutil, esencialmente singular, también sensual, que busca con claridad una constatación de la evidencia de lo efímero, instalado en la particularidad de la rueda de la energía.
Capta la energía, que transforma lo existente, porque todo está interconectado pero, a la vez, posee su independencia. Somos vibración, de ahí que sus formas sean fluctuantes, establecidas en un concepto espacial, como si flotaran, a pesar de estar perfectamente delimitadas. Y ello es así porque busca la plasmación del espacio, entendido como ente transformador activo y no como base hierática y estructurada fija.
No hay nada constante, porque todo instante es único y Francisca lo sabe.
La autora madrileña multidisciplinar, con más de 60 exposiciones individuales y 300 colectivas en catorce países de tres continentes, indaga en la proyección de la vida entendida como la plasmación directa de la sutilidad inmediata del instante, de gran y profunda serenidad efervescente.
Somos la consecuencia de nuestros actos, que poseen un karma determinado, pero, incluso este karma desaparece cuando se alcanza un nivel de iluminación tal que el aspecto terrestre material desaparece. Es decir que la iluminación nos permite superar obstáculos, ir más allá de limitaciones superfluas, navegando por mares sutiles de vibración lumínico-espiritual que se extiende más allá de la propia densidad que nos condiciona. Aunque este desapego del karma se consigue si obtenemos un progreso espiritual incuestionable que no nos obligue a retroceder en nuestras reencarnaciones y posteriores vidas.
Sus formas son extraordinarias, dado que presenta mundos dentro de otros mundos, en ocasiones naves espaciales u objetos que se pueden llegar a identificar con estructuras formales procedentes de la ingeniería humana. En otras las formas son concebidas a modo de símbolos, dado que forman parte de su imaginario espiritual, que las emplea para dar a entender la proyección de sus ideas de trascendencia. Exhibe cilindros, conos, triángulos cuadrados, círculos y circunferencias llenas de luz. Se trata de una luz intensa, espiritual, que simboliza la superación del estadio material, que nos arropa y defiende de cualquier limitación existente. Somos la consecuencia de la propia versatilidad de lo imaginado, dado que nada es real, todo es mental, y, a la vez, esta gran mente, es la gran iluminación.
Ahora bien la ‘mente física’ está limitada a los alcances del cerebro, mientras que la iluminación se desprende de los actos puros, verdadera catarsis vibracional, preludio del alcance que más allá de lo mental para instalarse en el corazón encendido de quienes son por sí mismos. Estamos de paso, todo cambia, la transformación es un hecho, incluso los estadios del alma son producto del cambio permanente.
Hay galaxias que nacen, otras que desaparecen, los planetas cambian, los asteroides van y conquistan todo, el polvo interestelar se conjuga con los ángeles.
Francisca ha evolucionado en su Dimensionalismo, de tal manera que en esta exposición presenta una transformación evidente, alejándose de las formas y estructuras geométricas minimalistas, buscando, con la intensidad del color ir más allá de las limitaciones, para instalarse en un estadio angelical, en el que lo importante es tener conciencia de que existen muchos mundos pero están en ti.
No es importante ver todo lo que existe, sino constatar que la existencia es compleja, saber que el laberinto va más allá de los alcances acotados, de los desarrollos intuidos, de la trascendencia de su propia limitación. En realidad no hay límites, porque, de la misma manera que el universo es infinito, también lo es la forma, pero la iluminación los supera, dado que no puede definirse, porque es en sí misma.
La autora madrileña de más de 8.000 obras de diferentes disciplinas, posee la voluntad de ir más allá de sus límites temporales, para descubrir a la humanidad no tan solo amaneceres extraordinarios, sino nuestro propio renacer continuo, la fuerza del individuo entendida como determinación, existencia y exigencia de cambio, traslación, de avanzar más allá de lo imaginado, dado que el mundo de la realidad y la fantasía solo se diferencian por un ligero cambio de proyección mental.
Nada es sino la propia consistencia del ser. De ahí que la autora dimensional considere que la dinámica de la existencia se genera a partir de tener conciencia de la iluminación espiritual. Todo lo demás son proyecciones estéticas de un vacío que grita con determinación su necesidad de ir más allá de los límites convencionales.
Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte
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