La extraña experiencia de pintar
23 de Agosto del 2007 a las 01:35:02 1 Leído (622)
Disfruto alterar cualquier concepto, cualquier forma, nada de por sí existe, sólo la exacta concreción que otorga el encuentro y el desencuentro del color, de la luz, de la línea, de la mancha o de la mano untando materiales.
La extraña experiencia de pintar, es andar por los inciertos brazos del desface de la realidad. Es mover los tiempos y los espacios. El placer que generan estas andanzas recrea sitios inexplorados, crea formas.
Y qué es pintar? Ni idea, leer humedades, mirar los huesos y la vida, oler las formas que se alteran al meterlas en el alma para luego abrazarlas y tenderlas en el lienzo, en el muro o en el lecho.
Acto escurridizo y sabio, que recorre los rincones menos vistos de las calles, de las nubes, de los valles, íntimo y silencioso. Esconde sus secretos en los pliegues de la tela, detrás de las imágenes que todos vemos, porque habla de las cosas que sabemos que nos mantienen vivos, que nos asustan siempre, como escuchar un nombre, como decir la muerte o la misma vida, porque el arte no tiene pudor para la risa o para la mirada fija. Y todo esto nos lo dice el cuadro más allá de uno querer pintarlo, o de desear mirarlo.
Como un obsequio se queda ahí, fijo, como un espejo, sereno y silencioso, para todo aquel que quiera contemplarse.
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