Nací en 1965 en Rosario, Argentina. Mi padre era dibujante y pintor. Mi talento lo heredé de él.
De niña ya se evidenciaba un don especial para el dibujo y la pintura, el cual sin embargo, nunca fue tomado demasiado en serio. En febrero de 1999, 7 años después de la muerte de mi padre, comencé a experimentar seriamente con colores y pinceles. Durante casi 2 años dejé rastros de mi inspiración sobre la tela, en el taller de Stella Maris Marinich, pintora de la provincia de Buenos Aires.
En enero de 2001 emigré a Suiza. Para quien gusta del arte, Basilea es algo así como la “panacea”. Asimilé arte a granel en mis recorridas por museos y muestras de arte.
Hoy por hoy me defino como autodidacta.
Mi evolución con el arte:
De los cuadros que pinté en Argentina, ninguno llegó a convencerme por completo. Mi innata tendencia al “realismo” no me satisfacía. Crecí creyendo que una pintura debía representar fielmente la realidad. El más mínimo detalle debía ser idéntico a lo que visualiza el ojo humano. Naturalmente, eso es difícil de lograr y muy admirable quien lo logra.
Sin embargo, podía quedar extasiada ante una pintura totalmente abstracta.
Es obvio que tenía un conflicto entre lo que realmente “quería” pintar y lo que creía que “debía” pintar.
Alguien me dijo que un cuadro no tiene porqué ser exactamente igual a la realidad que representa; para eso están las fotos. Y tenía razón.
Lograr la abstracción no es cosa fácil. Se trata de un proceso evolutivo. Se empieza pintando la realidad, para estudiar la forma, el juego de luz y sombra, y los colores. Recién después, se puede abstraer esa realidad. Al comparar las obras de algunos artistas a través de los años, se aprecia claramente dicha evolución.
Hoy pienso que una pintura representa la realidad del artista, que puede, o no, coincidir con la realidad del entorno. Me brinda mucho más placer experimentar con colores y texturas, que pintar un paisaje tal cual es. Y es muy interesante ver las distintas reacciones que una abstracción provoca en las personas. Un cuadro abstracto obliga a pensar, hace volar la imaginación.
Hoy sé lo que busco y lo estoy encontrando...
Bettina Costa - Argentina / Suiza