CÓDIGOS DE SOBREVIVENCIA
13 de Enero del 2008 a las 16:13:36 0 Leído (379)
CÓDIGOS DE SOBREVIVENCIA
Por: Diego León Arango Gómez
Profesor Facultad de Artes
Universidad de Antioquia
Bajo el título Transfigurado, el pintor Bairo Martínez exhibe en el Museo Universitario su obra reciente, la cual hace parte de una nueva serie denominada Códigos de sobrevivencia. Trabajar por series es una manera programática y contemporánea de elegir temas y problemas, que canalizan y concentran los esfuerzos de investigación y de creación. La "serie" instaura un ámbito de posibilidades que se abre a la acción artística y a la realización poética del pintor. Cada obra es una realización concreta que aspira a condensar en signos plásticos el momento efímero de una vivencia y de una reflexión; cada pintura actúa como una puesta en escena específica y fragmentaria de la visión particular y localizada del pintor.
En los últimos años Bairo Martínez ha realizado las series "Códigos", "Códigos de Muerte", "Códigos de Supervivencia", "Códigos En-Cubiertos" y ahora ofrece las obras de su nueva serie "Códigos de sobre-vivencia". El nombre de las series surge del interés por trabajar los códigos sociales que rigen la vida de los individuos y de la colectividad, cuando percibe la manera como las actividades humanas, por insignificantes que puedan ser, hacen parte de entramados complejos y sutiles de comportamientos y de normas que son aprendidas desde la infancia y que, la mayoría de las veces, son asimiladas por imitación. Los códigos penetran la vida social con una omnipresencia casi inconsciente y actúan con la fuerza de una imposición que arrastra el lastre de una historia opaca y desconocida. Constituyen una herencia gratuita que determina los comportamientos sociales y la cultura, y caracterizan a los distintos grupos humanos por la manera como perpetúan un orden y trazan el destino de cada pueblo.
Para buscar la expresión pictórica de los códigos sociales el pintor analiza las manifestaciones más recurrentes de la vida urbana actual y elige el código de barras de las mercancías como el signo que sintetiza sus preocupaciones sobre los modos de desempeño de la sociedad de consumo, los valores que impone y su incidencia sobre el conglomerado social. Éste código permanece a través de las series pictóricas de Bairo y sus variaciones formales se ajustan a la sintaxis que configura cada obra. En sus últimos trabajos, el código de barras aparece como una formulación abstracta de líneas con ritmos variables, que se transforma significativamente en el ambiente pictórico insinuado por las manchas, las veladuras y la temperatura de los matices, cuando se establecen asociaciones con la realidad y con los estados emocionales. La reiteración de su presencia, unas veces como fondo otras como motivo coexistente al lado de otros elementos de la composición, refuerza la idea del código impositivo y latente.
En la serie Códigos de sobrevivencia Bairo Martínez aborda el problema de su existencia, de su integridad y de su identidad en el marco de una sociedad y cultura colombianas, signadas por los fenómenos de la violencia y del consumismo, y por los grandes desequilibrios sociales que origina la injusticia, la indolencia y la corrupción de las clases dirigentes y del Estado. Bairo ha dejado de ser espectador y víctima indirecta de la realidad nacional para sentir en su carne el rigor de la violencia, experimentar la angustia ante la muerte y mirar cara a cara la esencia temporal de su existencia. Ahora repite, en el rito primordial del "conócete a ti mismo", las viejas preguntas del ¿quién soy? ¿qué sentido tienen la existencia y la vida? Y también el qué, cómo, cuándo, por qué y para qué de sus acciones presentes y futuras. Interrogantes que renuevan el sentido de su existencia en las coordenadas finitas de su vida en Medellín.
En la obra reciente se advierte un giro notorio de sus motivos, la realización pictórica gana una densidad emocional que no pasa desapercibida y la factura innova con elementos de la tecnología digital. La composición se logra mediante el traslapo, la contigüidad y la yuxtaposición de los planos rectangulares, y su interrelación o vecindad con los códigos de barras no crean el espacio pero si una ilusión de profundidad dinámica que se consigue mediante la interacción silenciosa de las formas, los colores y sus estados lumínicos. El efecto de su disposición genera un estado de inquietud y de tensión equilibradas. La dinámica establecida a partir de las relaciones de subordinación y de alternancia de los planos se enriquece con el significado sugerido por las figuras y los grafismos inscritos. Casas, formas, alas, cuerpos, manos, pies, huellas... en la reticencia de su forma, en el anonimato de su formulación, exentas de detalles descriptivos, reiteradas o duplicadas, angustiosamente traen a la reflexión las preguntas fundamentales de quien ante el cosmos, la sociedad, su vida y la relación con los otros indaga por el sentido de su ser y busca su identidad. Cada plano propone sentidos cuyo desciframiento involucra al espectador y lo interrogan.
Medellín, 21 de noviembre de 2001
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