Sobre Trazografias. Texto de Maryluz Bugallo. Historiadora del arte. Valencia, España.
28 de Octubre del 2013 a las 13:38:39 0 Leído (566)
ALFONSO RENZA EN RUSSAFA
Por Mariluz Bugallo Salomón.
Trazografías es el título de la última exposición del artista Alfonso Renza, que estos días se expone en la galería Imprevisual del barrio de Russafa de Valencia. Renza es un artista de trayectoria internacional que aúna una sólida formación artística y una poderosa fuerza expresiva. Sus obras son el producto de una constante reflexión y búsqueda acerca de la condición humana, el ser y la existencia, como un proceso dual en el que el presente representa una dicotomía esencial. La potencialidad de lo que todavía está en proceso de construcción, junto a las limitaciones y constreñimientos que implica toda existencia física.
La visita al espacio expositivo deja al visitante con una extraña sensación de estar siendo observado por multitud de miradas, que incansablemente parecen interrogarle desde anónimos y pasivos rostros evanescentes, no exentos de cierto desasosiego. El cuadro aquí interroga a la vez que representa, incomodando al visitante con su persistente mirada de grafito, la sorpresa y la extrañeza son totales. La fuerza compulsiva de su trazo también.
Esta mirada expresa en realidad una necesidad no resuelta que debe ser definida desde la tensión provocada por el discurso y la mirada de los otros frente a la propia conciencia, por ello, es también una forma especular de afrontar las propias necesidades del observador.
Sus obras expresan el fluir, la modificación, la potencialidad y el miedo. El proceso del ser que se debate entre lo imaginario y lo real, atrapando el cuerpo donde se aloja y transformándolo en víctima doliente, en un proceso de construcción indefinido, siempre inacabado.
Renza, con sus exvotos – así es como el artista llama a sus obras-, nos introduce en medio de una tensa lucha que se desarrolla en el interior del individuo moderno. El artista toma el cuerpo humano como campo de tensiones, de exploración y de análisis, por medio de geometrías, de texturas y de arquitecturas para transformarlo en la medida creativa de la angustia y la compulsión.
El cuerpo puede transformarse, con su geometrización, en un inacabado ente mecánico, un diluido deseo, o en un sólido amasijo de carne cavernosa, pero siempre aparece constreñido y en proceso de construcción. Y como toda construcción implica una dolorosa renovación y destrucción. Las anatomías se ven atrapadas en un proceso de indefinición o conformadas en un contexto conflictual. Siempre dolientes y sacrificadas por el constante proceso de formación de la identidad. La confrontación entre la categorización social y lo físico se transforma así en anhelo, en renuncia, en deseo.
La enorme fuerza compulsiva de estas “trazografías”, nos remiten a ese proceso de definición entre el yo y el yo ideal pero también, en relación con el otro. La sobriedad y reducción del cromatismo (en las reducidas ocasiones en las que utiliza los colores) tratan de introducirnos en ese mundo contradictorio, conflictivo y sin optimismo.
Esta construcción simbólica, se realiza sobre un cuerpo físico representado por otros, casi siempre pasivo, donde el ideal y lo real se contraponen como dos dualidades superpuestas formando parte de esa construcción de identidades. Su esencia aúna lo individual narcisista y al “otro” en un espacio pictórico de superposiciones y tachaduras que reescriben en sus trazos las formas y contenidos de la biografía humana.
La identidad no es algo definido e identificable, sus contornos son difusos, su naturaleza dual, múltiple, solapada. Entre lo físico y lo espiritual, la fuerza generatriz de lo sexual se torna impulso inmaterial capaz de unificar los opuestos, en un universo nuevo donde las individualidades se borran o entran en conflicto, se dotan de un nuevo sentido indefinido o generan nuevas realidades indeterminadas y angustiosas.
De este modo el sexo aparece aquí, como causa primordial a la vez que fisiológica con capacidad de impulsar hacia lo trascendente. Desde este punto de vista, en la obra de Renza, la genitalidad visible, remarcada y siempre presente aparece como una opción ineludible, tornándose totalmente “escatológica”, pero desde esa acepción que entiende lo escatológico como pregunta sobre la existencia humana después del continuado y renovado fin de los universos que entretejen nuestros deseos.
Este torturado creador con sus “trazografías”, su fuerza expresiva y su obra plena de resonancias evocadoras de toda la historia del arte, nos anuncia un artista abocado a la búsqueda progresiva de una mayor simplicidad, al que vale la pena seguir.
TRAZOGRAFÍAS
Valencia. 1 de marzo – 30 abril, 2013.
Galería Imprevisual.
*Texto escrito por Mariluz Bugallo Salomón. Licenciada en Historia del Arte. Universidad de Valencia. Máster en Gestión Cultural por la Escuela de Negocios San Pablo-CEU. Diplomada en Estudios Avanzados por la Universidad de Valencia. Actualmente realiza la tesis doctoral en Cine Europeo de Historia.
Podéis seguir sus escritos en el siguiente enlace:
http://artecontemporaneoenvalencia.blogspot.com.es
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