Nací en Orense, hace treinta y tantos años. Me crié en Alicante, ciudad con la que me siento plenemante identificada y resido actualmente en Madrid, echando de menos la luz y el olor del Mediterráneo.
Crecí con un lápiz en la mano, mientras las niñas de mi edad jugaban a mamás, vendedoras, enfermeras,... yo ya imaginaba sus casas, sus tiendas, sus hospitales,... Mientras mis compañeros dudaban entre ciencias o letras, yo ya sabía que sería arquitecto.
Por mi parte, me siento muy contenta con mi profesión de arquitecto y he econtrado en ella mi vocación, pero también es cierto que la realidad es totalmente distinta de mi idea inicial de la arquitectura. La preocupación por los costes, la optimización del espacio, ajustar al máximo los presupuestos y la selección de materiales, elegir soluciones constructivas equilibradas y ajustadas a los €, la estricta normativa a la que se ven sometidos los proyectos, son retos interesantes pero condicionan tanto la libertad creadora que necesitaba expresar sin condicionantes, ¡¡¡ GRITAR !!!
Necesito de la pintura, de su composición, de sus formas, de sus colores,..., con ella transmito mi manera de ver el mundo y consigo la expresión y la emoción que están tan "encorsetada" en mi profesión. La pintura se ha convertido en mi forma natural de expresión. Le estoy incondicionalmente agradecida.