OPINION
14 de Marzo del 2009 a las 10:05:46 0 Leído (447)
Creo que al fin entendí hacia dónde va el camino de esta historia, el mal y el bien, yin-yang, ouroboros… Llegar a comprender la real naturaleza de las cosas, aprender de ellas. La llave está en esta búsqueda constante de equilibrio, tenemos que alejarnos de la excéntrica idea de creernos superiores a todo lo que nos rodea, la naturaleza nos supera, nos lleva ventaja, desechar la inútil expresión de superioridad, somos apenas algo en el universo. Nuestra mente está para pensar, la vida sería mejor si pensáramos todos, sin excepción. El entorno nos habla, sólo hay que aprender a escucharlo o, por lo menos, disponerse a hacerlo. El lenguaje es el color, la materia visual, no hay peor ciego que el que no quiere ver, el ciego sabe de colores, los siente, en esa percepción es donde está la meta, al menos una de ellas. Los colores viven, como la energía se transforma y no puede destruirse, el color tiene sonido y en ellos también encontraremos el yin-yang, el mismo color puede ser benévolo, saludable y, a su vez, perverso y enfermizo.
El sonido del color, eso es lo único que me dará las bases para entenderme, entendernos, no importa la visión, no es ver, no se trata de mirar, sino que hablo de pensar el color, pensarlo con su sonido, sus sonidos, equilibrio, lo único perfecto en el universo, pensar, descubrir la naturaleza verdadera que no es la que vemos, eso es sólo la coraza, la verdadera es intangible, “lo esencial es invisible a los ojos”.
Deberíamos aprender a lidiar con la verdad, somos naturaleza, no pretendamos diferenciarnos de ella, el reto es unirse con fe a lo natural, ya estamos injertos en el mundo, nos queda entenderlo para terminar de aceptarlo.
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