Guennadi Ulibin, otro de los maestros que tenemos el placer de admirar en artistas de latierra. La técnica majestuosa que inunda las obras de este autor hace que casi no te pares a contemplar todo el conjunto de dicha obra. Realiza los metales, arena, piedras, piel humana a la perfección. Nos manda el menseje persistente de la tecnología y humanidad. Tecnología y naturaleza. ¡Qué difícil combinación en la realidad! La frialdad de la máquina, el mostruo de la tecnología nos domina y nos sobrepasa como humanos, débiles y desnudos ante ella. Estamos al servicio e invadidos por máquinas que se olvidan de la parte imprescindible de la naturaleza. La belleza no es olvidada por el autor, que manda el mensaje que la podemos perder, si seguimos poseídos por la tecnología, si no la controlamos y permitimos que destruya lo más básico para nuestra supervivencia. Mensajes que llegan a la preocupación. Por poner algún pero, Guennadi ofrece parte de su alma, su inquietud y se reafirma en sus obras. Dicha reafirmación hace que la obra en su conjunto sea un poco monotemática. Apetece ver otra parte del autor que con tanta precisión y buen hacer nos llega. |