El espectro que la danza ha dejado en mi vida, es lo que ahora he decidido hacer en la plástica. Encontrar el espacio entre una expresión y otra. Es lo que me ha dado valor para hacer un trazo y otro.
La pintura se vuelca por si sola entre trazos definidos y contundentes, entre la forma conocida y la forma abstracta que solo el inconciente puede captar en un mensaje sutíl. La danza y la pintura tienen tanto en comun, que pareciéra que bailan juntas...Y si, bailan juntas porque ninguna se detiene en el espácio. Las dos vuelan, las dos abrazan el corazón, se entremezclan con el espectador y regresan a su sitio para empezar de nuevo pero con otro color, con otra musica, con otra textura.
La danza y la pintura son mis maestros con los que comparto el vino y el pan. Me han dicho que tan rapido y que tan despacio tengo que ir. Nunca guardan silencio y siempre me dicen la verdad aunque no la entienda, pero si la intuyo. Cuando llego a descubrir la comunión entre ellas dos, entiendo porque en el arte no hay preguntas, solo respuestas.