Pons Tello (Barcelona, 1960) cursa estudios en la Escuela Municipal de Arte y Diseño de Barcelona (Massana) y se gradúa en Artes Aplicadas. Se especializa en Diseño Gráfico y Pintura. Muestra su obra en salas de exposiciones, instituciones y colecciones privadas de Barcelona, Madrid, Bilbao, Coruña, Valencia, Valladolid, Burdeos, Aviñón, Brescia, Albi (Francia), Logroño, Girona, Abu Dhabi y Nueva York.
Filosofía de trabajo
La sociedad industrial crea el mito de la naturaleza dominada. El paisaje muda de aspecto. Allá donde había bosques y campos, se levantan grandes estructuras de hierro, edificios, factorías, grúas, máquinas resonantes, que aspiran a inculcar una nueva concepción del mundo y de la vida.
Pero pronto algunos elementos de esta civilización mecanizada, en unos ciclos productvos cambiantes, devienen obsoletos y desaparecen para el uso utilitario. Después de su desballestamiento, sólo quedan los restos.
En terrenos y descampados del extraradio de las metrópolis se sedimentan montones de chatarra abandonados que, paradójicamente, con frecuencia son reconquistados por aquella misma naturaleza a la cual pretendían dominar. Verdaderos vestigios arqueològicos que configuran una nueva “edad del hierro” oxidado y que la pintora Pons Tello recicla para sus composiciones matéricas.
La artista establece un diálogo estético con estos elementos de la sociedad industrial con el fin de conseguir una redimensión de contexto y función. Gracias al tratamiento del cromatismo y de las texturas, las piezas ferruginosas ya no se perciben como metal sobrante, sino como obra de arte que adquiere forma de pintura casi escultórica.
El misterio y la fuerza del objecto hallado, los efectos de la climatología en los materiales, los diversos procesos de oxidación del hierro: éstos son los principios vertebradores de los trabajos pictóricos de Pons Tello. Arqueóloga de fragmentos y alquimista de la experimentación, nuestra pintora ultrapasa los límites convencionales de la plástica y juega con los los volúmenes que emergen de los cuadros.
Y lo hace sirviéndose del hierro. El mismo hierro telúrico y esencial que era considerado de origen divino por los pueblos antiguos.