Me llamo Paloma Blázquez, soy asturiana de Gijón.
No puedo recordar cuando empezó mi pasión por la pintura. Sería injusto decir que mi formación artística fue autodidacta, pues recibí clases durante un tiempo, pero todavía me considero aprendiz de pintora.
He compartido sala de exposición en varias ocasiones con colegas pintores y participé en algunos concursos de pintura.
Durante años me dedico a dar clases de dibujo y pintura. Intento no solo enseñar el oficio, si no también transmitir que la pintura es imaginación, libertad, excepción, emoción... Un difícil camino para recorrer, tortuoso incluso; pero es una de las pocas cosas que redime al ser humano. Decía Renoir que si se pudiera explicar una obra de arte dejaría de serlo.
Creo que las pinturas son como radiografías del alma.