Defender el arte contemporaneo

04 de Diciembre del 2008 a las 19:19:23 2 Leído (544)

Hay veces que te aburres de oir una misma frase por tantas veces repetida y por considerar que quien la dice no sabe (en general), de lo que está hablando.
 Eso es lo que a mí me pasa cuando escucho que "el arte contémporaneo es un fraude" o "el arte contemporaneo no hay quien lo entienda" o "en el arte contemporáneo nadie sabe lo que está bien o mal porque todo vale" etc. Y además ultimamente no sólo me aburre sino que me empieza a molestar y me gustaría explicar por qué.

Primero creo que debo decir que soy pintora y mi pintura como no podría ser de otra manera es contemporánea, porque existo en el año 2008 y porque mi pintura es "mía". Tengo 43 años.

Me parece una falta de respeto descalificar por sistema todo aquello que no somos capaces de comprender por falta de conocimiento o por falta de percepción o por no tener desarrollada esa parte de nuestra sensibilidad o por incapacidad para observar o por incapacidad de emoción o por falta de generosidad o por no necesitar la belleza o por no desear saber de otro o por no querer reconocer que él sí y yo no o porque sólo nos interesa lo que podemos traducir a palabras o por.... o por... Creo que la lista sería interminable. Es tan triste.

No voy a decir que todo el arte contemporaneo sea bueno, ni que no hay fraude, ni que todo es honesto, ya sé que hay de todo, pero eso pasaría con todas las disciplinas de las que habláramos, la generalidad de todas las cosas que hacemos, decimos o pensamos los humanos son bastante mediocres y por eso creo que hablar de generalidades no suele ser lo más acertado, a menos que hablemos pensando en la representación mejor que conozcamos aunque solo conozcamos una, porque por esa una, la disciplina a la que nos estemos refiriendo puede colocarse en una buena posición. Creo que no debemos olvidar que los avances que ha conseguido nuestra problemática tierra han sido posibles a que hombres y mujeres, SOLOS, se han empeñado en algo hasta conseguirlo, y después, todos nos vamos sumando a ese genial inicio.

Eso también ocurre en el arte pero con una dificultad añadida que intentaré explicar lo mejor que sepa.

No somos artistas porque pintemos, esculpamos etc. Si me dedico a pintar lo único que soy es pintora, con mayor o menor gracia pero sólo pintora. Pero si cada vez que empiezo una obra, intento hacer arte, entonces sí soy artista. Y tengo que aclararos que ese intento no está motivado por algo racional, se intenta una y otra vez por "necesidad". Ese es el punto de partida de toda obra de arte y el siguiente paso, es decir, la realización de la obra, se compone de infinitos pasos de lucha para encontrar la forma, el color, el símbolo, el signo o lo que sea, que por arte de magia y sin avisarte aparecen a veces ante tus ojos, y los reconoces como tuyos y no sabrías explicar por qué, pero lo sabes, lo sientes, es tu hallazgo, hallazgo con referencia consciente cero, con referencias inconscientes todas las que existan desde que el mundo es mundo, pero sólo tuyo y verdadero. Y así sigues y sigues, moviéndote en el misterio, en lo desconocido de tí mismo para encontrarlo. Eso es lo que quieres contar, quieres contarte a ti mismo para descubrirte y quieres contarte a los demás para que te sientan, para que cuando estén mirando tu obra, puedas mirarla y decir, (como decía Kandinsky): "HEME AHI". Y por eso no valen (como decía Lucio muñoz), las recetas, cada vez que accedes a una nueva obra, cada vez tienes que moverte en terreno desconocido y cada vez luchas para que aparezca tu nuevo hallazgo. Esa es la diferencia que tiene el arte con las demás disciplinas, el arte es un continuo buscar, por eso es en verdad irrepetible y por eso trasciende, porque lo que has descubierto aún no te pertenecía y has conseguido desenmascararlo dándole una forma y un color para poder nombrarlo, pero no puedes explicarlo con palabras, sólo hay un lenguaje que lo explica, y es el lenguaje que has inventado unicamente para ese segundo y que no sirve para el siguiente.

Dicho esto, ¿cómo va a ser fácil comprender un lenguaje que un único ser ha inventado, para nombrar de sí mismo lo que ni él mismo conocía, pero que tenía la necesidad de encontrar y mostrar? y ¿cómo descalificar una forma de expresión plástica porque no la hayamos visto nunca? ¡Lo que nos debería extrañar es que siempre fuera todo igual, que no aparecieran cosas nuevas!

¿No será que tendríamos que intentar, cuando nos pongamos delante de una obra, quedarnos en blanco y dejar que nuestro ser perciba y sienta, para darle la posibilidad de acercarse a un lenguaje desconocido, que no tiene nuestras conocidas palabras para hacerse entender?

¿No es bonito intentar comunicarse?

A mí me apasiona. Marga Dirube

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