Los cuadros de Manuel Mena parecen un estudio psicológico donde podamos descubrir la esquizofrenia, la epilepsia y reconocer la tendencia profunda de una personalidad. Hermann Rorschach fue el psiquiatra suizo inventor de ese célebre “test proyectivo”, que con esas manchas simétricas Manuel Mena percibe un complicado dominio de las técnicas del grabado, pero realizadas con gran libertad de expresión y procedimientos.
Manuel Mena nos invade de formas hasta ahora desconocidas, con todo el genio oculto en ellas, y fuerzas y emociones que ofrecen a la humanidad extenuada la imagen de su vida, certidumbres que imprimen a la trayectoria del arte una curva imprevista.
En el mundo sin edad, Manuel Mena traza sus signos mágicos que nos transportan en una fantasía exuberante, a un mundo encantador cuya magia es disuelta en poesía. La sensación de movimiento, de animación, que consigue imprimir a sus dibujos coloristas y oníricos es fácil de comprobar.
Antonio Masdías Quintela (Crítico Arte)