Critica por Dolores Cano Ocaña
01 de Octubre del 2011 a las 22:43:17 0 Leído (665)
Contemplo algunas de las obras de Imma como "marinas humanas", no solo por la zona en la que están ensalzadas, que da indicios de ser marítima, muelles, playas, sino también en la utilización de sus tonalidades, en la que predominan los azules y blancos, cargados de una luz diurna muy potente, lateral en la mayoría de los casos, que proyecta una sombra, la cual es lo único que podemos observar de lo que rodea a sus personajes, a ellos mismos y su propia proyección. Lo demás pasa a segundo plano, al principio de una forma sintética, como sería el caso de los muelles de aguas azules y planas, para posteriormente prescindir de fondo figurativo completamente, sumiendo a la figura en un vacío que no nos da la mera posibilidad de distraernos de su mensaje: “El individuo urbano, en un momento de relax, de silencio interno, de calma, que nos evoca un mundo paralelo del que salieron, diferente, repleto de sosiego y atemporalidad”.
La juventud, belleza y el estado de serenidad llevan al espectador a envidiar a los mismos personajes del cuadro, a identificarse con ellos; ¿quién no se ha sentido transportado a otro mundo al dedicar unos minutos de reposo bajo un agradable día de sol? Como en un momento de fusión con esa luz que transporta hacia la nada, lo exterior a ti mismo ya no existe, solo una inmensa paz y quietud te petrifican en un instante que no deseas dejar escapar. Es una manera de eternizar ese momento.
Sol, luz, bienestar, tranquilidad, sosiego, paz; los protagonistas de su obra parecen haber abandonado el mundo tal cual es, lo anodino y ordinario, para ser elevados a un mundo casi divino, eterno en su momento de juventud y belleza, nos evoca tiempos inmemoriales, cual fuese la cultura griega o egipcia, tal vez una mezcla de ambas, un canon griego encarnado en el mundo actual.
La estela de su obra me hace pensar en el camino creativo que lleva a un artista a realizar diferentes temas y la forma de plasmarlos. Comenzando desde la recreación de la realidad apenas tal cual es, para pasar a interpretarlo a poco a poco por un camino personal, retratos , paisajes, marinas; marinas que comienzan a desdibujarse por la misma acción del agua, pero ya en el cuadro, los chorreones, la pintura transformada en un medio acuífero, de nuevo retratos y figura humana pero ahora invadida por esa humedad desdibujada de su pintura, los fondos, zonas que terminan incluso por cubrir a la misma figura, para darle un sentido nuevo a su propia visión y reivindicación del tema, la mujer en muchas ocasiones.
Momentáneamente se deja embaucar por el agua, la plasma en sus cuadros y finalmente es ese agua, ese elemento marino el que penetra en sus figuras para ser transformadas como digo en "marinas humanas", tempestades de mar que forman la serenidad de sus cuerpos retratados.
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