FERNANDO RODRIGUEZ ROJAS
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CADA DIA LOS ARTISTAS JOVENES PINTAN MENOS

07 de Junio del 2007 a las 16:03:19 0 Leído (2786)

Entrevista de la revista Diners No.300 de marzo de 1995, hecha por Fausto Panesso al Pintor Colombo Español Juan Antonio Roda y quiero compartir con todos los “terrícolas”.

De Fausto Panesso:

CADA DÍA LOS ARTISTAS JÓVENES PINTAN MENOS Y EXPERIMENTAN MÁS. LA MODA ES LAS “INSTALACIONES”». PARECE QUE YA NADIE QUISIERA TOCAR UN PINCEL.
RODA, EN CAMBIO, NO HACE SINO PINTAR. Y CON SU DESCARNADA FRANQUEZA HABLA DEL ARTE COLOMBIANO Y HASTA DE LA “CULTURA DEL SHOW”.

Roda: una especie de ermitaño al que le corre óleo por las venas y tiene sus manos como terminadas en pinceles. He venido hasta su estudio en este final implacablemente seco de febrero, donde pinta 24 cuadros para su próxima exposición en España. Parecería que el único líquido que aquí existiera fuese la trementina con la que diluye sus colores. En los jardines inmensos que rodean su hermosa casa todo es aridez. En su estudio lee y pinta. Habla, escucha música y pinta. Recibe llamadas, despacha asuntos y pinta. Nadie mejor que él para contestar la pregunta: ¿La pintura se acaba? ¿La pintura desaparece del caballete?
Es que en los últimos años, los artistas jóvenes día a día pintan menos, experimentan más. Una tras otra hay una exposición de instalaciones. Salones Nacionales llenos de obra conceptual. Bienales de Museo en que los menores de 30 años se han desbocado por el experimentalismo. Es como si ya nadie quisiera tocar un pincel.
Roda habla:
-Pues parece que la tendencia es a acabar la pintura. Así corno suena. Pero eso no es nuevo. Cada diez años como por decreto, estamos en las mismas. En los años setenta, en los ochenta y en los noventa. Esta es sólo la conspiración del 2000.
(Sigue un elocuente silencio). -A mí esto me recuerda lo que pasó en los años sesenta v aún en los setenta con el arte político.
Todo el mundo quería meterle conciencia política a la pintura y todo el mundo decía que el arte no podía ser un juego estético. Y se hizo una pintura comprometida, con contenido social. Nada de eso quedó porque la lucha social es otra cosa... si es que sigue habiendo lucha social. Ahora leemos que las ideologías se nos acabaron que se acabaron la historia, el comunismo, el Muro de Berlín. Parecería entonces que de verdad se acabó la ideología, la política. Pero no, simplemente estamos en un mundo en que ganaron los bancos. Ganó la economía. Y lo otro ya no importa.
Pero que el mundo sigue igual, pues sigue igual. El descontento está ahí. Mientras haya desequilibrios, explotación, etcétera, existirá el ansia de cambio, y eso se llama ideología aquí y donde quieras. Lo demás es una soberana mentira. Y eso nada tuvo que ver con el arte.
(Sé que tiene un hijo pintor, otro actor, y otro economista. Le pregunto si todo esto tiene que ver con sus charlas estético-económicas).
-No, créame que de economía no sé nada. A veces mi hijo el economista me dice que yo no veo claras las cosas. Pero lo que realmente no veo es arreglarse nada. Lo que sí he sido toda mi vida es antifascista. Creo que Hitler era una bestia y que el surgimiento del fascismo fue malo. Pero no puedo ignorar que surgió por el descontento de la gente. Cuando la gente es absolutamente infeliz, pues no hay nada tan fácil que acogerse a las fórmulas fáciles. j Yo mando ! Vénganse conmigo y vamos a acabar con los de allá que son los malos.
¿Es que los artistas jóvenes se enfrentan a la pintura como la "mala de turno?
-Mire... la idea de los jóvenes de hacer un arte otra vez comprometido con los problemas humanos, es muy bonita. Pero volvimos a caer en lo mismo. Se crean unos grupos que pertenecen a una determinada corriente, y por ahí se van todos. Se convierten en unos tipos que ponen en duda los materiales, el oficio, la técnica, todo, y resulta que ellos no son el señor Bois, padre de todos, que ponía una aspiradora y se dedicaba a aspirar atmósferas, o no sé qué era lo que aspiraba. Eso en él puede ser divertido, interesante, un acercamiento o qué sé yo porque no soy joven. Pero que todos los demás que le siguen tengan su misma vivencia, eso sí que lo dudo. Es que él es él, y los que le siguen son malas copias.
-Cuántas veces han acabado con la pintura de caballete... y no han podido. Cuántas veces han acabado con la novela... y no se acaba. Jamás se edita tanto como ahora. Cuántas veces yo oigo la gente indignada con la televisión diciendo: "¡Es un horror! ", cuando lo que es un horror es lo que se ha hecho con la televisión. Es como decir que el teléfono es malo porque sí. Pero depende de cómo se use. Yo no sé escribir con computador, tampoco tengo la menor idea de escribir en máquina, pero por el hecho de que no los utilice, no los fustigo.
Creo que ahora pasa lo mismo. Los jóvenes quieren participar en el arte. Entonces deciden odiar los cuadros. Porque los cuadros se cuelgan en una pared, y quien los cuelga es la gente que tiene plata. Entonces qué facilismo: hay que ir contra los cuadros. "No vamos a trabajar para los que tienen plata, vamos a trabajar para todo el mundo, para la gran masa". Es eso lo que se dicen, y esa sí que es la gran mentira. La masa nunca ha tenido que ver con el arte, y menos con ese tipo de arte experimental y conceptual. Eso sí que pertenece a una elite total. La del intelectualismo, la del conceptualismo. Pero créame que todo ese vaivén de barbaridades fáciles, de botar tierra sobre el piso, de salones con "nuevas propuestas”, forma parte de un tipo de libertad en la que cualquier propuesta puede surgir. Eso es lo maravilloso del arte. Por lo demás admitamos que si no fuera por los señores ricos, ¿dónde estaría la historia del arte colombiano? ¿En qué museo se puede ver? ¿Dónde está colgado de modo permanente y coherente? Un día me llegó un amigo español, crítico de arte, que iba rumbo a Lima., e hizo escala para ver en tres días el arte colombiano del que yo le había hablado tanto. Simplemente le dije: En tres días es imposible verlo necesitas diez años mínimo, que es lo que te tomará hacerte amigo de los ricos, para que te inviten a su casa y así lo puedas ver. ¡Se quedó aterrado! Esa es una triste realidad, pero es una verdad de a puño.
-Lo que pasa es que a través de los medios de comunicación., cada día se busca un arte más ramplón y más barato. Esto también es cierto. Pongamos el caso de la venida de Pavarotti. Todo el país se enloqueció. ¡El mejor cantante del mundo! ¡Colombia, qué tal estás! Bueno; eso está bien. Pero miremos el otro lado. El señor Pavarotti es un cantante de ópera... de ópera. Montar una ópera requiere un esfuerzo tremendo, para todos, y sobre todo para el cantante. Así que nada más fácil que pin... pin, pedacitos de arias, y hacer un gran show con esto. No digo que esté mal, pero no deja de ser una "perratización” o abaratamiento de una cosa seria.
(Entonces hablamos de si esa “Cultura de show” no estará llegando también al arte en el mundo entero).
Créame que a la gente que pinta, digamos gente joven corno un Germán Londoño, de Medellín, excelente pintor, nada de eso le preocupa. Si dentro de veinte años nadie pinta, pues mala suerte, pero a mí eso me tiene sin cuidado. Yo soy pintor. Ningún pintor del mundo puede estar preocupado. El arte es algo que hacen los artistas de verdad. Y artistas buenos hay muy pocos. En este momento del mundo hay pintores como un Tapies, un Pedrito López, ambos pintores españoles, y el uno es abstracto y el otro súper figurativo, y ambos tan contentos, y está ese nieto de Freud, inglés, por citar algunos, y les tiene sin cuidado todos los experimentos por los que andan desbocados muchos jóvenes en el mundo.
(Y lo dijo con un gesto distante. Con la extrema sabiduría que dan los años en el oficio).
-Si usted ve la historia del arte colombiano que a mí me ha tocado vivir desde 1955 cuando llegué al país., es muy simple. Había un Obregón irrumpiendo, y que hizo su carrera. Luego surgió un Botero, que ha llevado su carrera hasta la cima. Después apareció gente de otra generación posterior a la mía, como Santiago Cárdenas, Luis Caballero, Beatriz González, que ahí están. En la siguiente generación surgieron un Víctor Leignelett, un Diego Mazuera, un Londoño como te decía, y todos, absolutamente todos, han tenido en alto la banderita de la pintura. Así que no creo de verdad que en Colombia se vaya a acabar la pintura. Cada uno lo ha hecho a su manera. Contemporáneos de todo eso, siempre han existido los experimentos sin que se peleen. Eso hace años que dura, y así seguirá. Poner una tendencia en contra de otra es como ponerse a defender el precio de la papa, o el puente de la Calle 100, o una carretera al Llano en contra del arte.
Si de validez social e incluso comercial se trata, pues ahí está Italia, que genera todo su turismo gracias al arte.
(En el mundo del arte existe una tragedia para los que no venden nada, y otra para quienes viven la presión de venderlo todo. ¿Qué piensa Roda?).
-La cosa comercial afecta mucho al artista. Pero ante todo depende del artista. Yo he visto mucho artista hundirse por su afán de mantener una línea. Pinta así, y pintando así le va muy bien. Entonces cambiar le causa pánico porque de pronto pierde el mercado. Eso puede suceder. Un crítico puede hundir a un pintor. Una galería puede hundir a un pintor. Con sólo decirle: "mire lo que usted hacía, y lo que hace ahora no se vende! Pues eso puede producir pánico, pero repito que es un problema de debilidad, absolutamente personal. Yo mismo a veces veo gente que hace tiempo no veía v que me dice de pronto lanzando un grito... “¡Ay maestro, cuando usted hacía las monjas!”. Pues sí. ¡Parece ser que cuando hacía las monjas acerté! Qué bueno haber acertado en la vida. Pero la verdad es que veo - exposición tras exposición, que la gente sigue mi trabajo con interés. Es que el artista que no cambia se queda, y si se queda está muerto.
Cambiar no es más que evolucionar., estar buscando, descartar lo que no interesa, pero sin miedo al público, a las galerías, a la crítica, aunque esa presión desde luego se siente ¡Y cómo se siente! ¿Me preguntas que cómo se logra? ¿Cómo se salva el artista de la sociedad? Ay hijo mío! Yo no soy como esos gringos que escriben libros milagrosos al estilo de Cómo poder vender cambiando. Yo lo único que sé es pintar., pintar todos los días desde por la mañana aunque anuncien a los cuatro vientos que la pintura se va a acabar. Eso... ya lo veremos.
Revista Diners No.300, marzo de 1995





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