Rumores en el concreto

450 años de historia como provincia, y 200 como un pueblo parte de una Nación “bicentenaria”. Españoles, ingleses y franceses dejaron una huella durante un largo tiempo. Luego los inmigrantes marcaron con su cultura la que ya existía aquí. Estos factores, fueron registrándose a lo largo de la historia mediante diversas técnicas del ser humano. Desde óleos, esculturas, hasta fotografías y la arquitectura. Esta última, quizás no es percibida en su totalidad como un registro válido de lo que fue y significó una época, es más, un edificio antiguo, con toda su elegancia y delicadeza, pero a la vez con soberbia y magnanimidad, carece de contraste ante ciertos ojos no críticos, y se pierde entre las demás construcciones, de diferentes tiempos, ideadores, materiales, funciones, etc. La convergencia de estas obras arquitectónicas, de épocas en donde las pantallas eran una “utopía no muy lejana”, con los miles de frutos de la globalización –desde modernos vehículos hasta el sorprendente mundo de lo digital- , se hace presente cada día en nuestras vidas, haciendo parecer tan ordinario el caminar por la vereda de una antiquísima iglesia como si fuera la de nuestra casa; ver una comedia sentado en el palco de un teatro, en el mismo que pudieron haber estado aquellos hombres que le fueron dando forma e identidad a nuestra provincia; o retirar dinero de un banco con tanta historia como la que nos pueden contar nuestros padres, abuelos, bisabuelos y hasta tatarabuelos, y quizás más…
Hay innumerables casas antiguas, de propiedad privada, pero así también están estructuras con esa generosidad de curvas y detalles tan bien logrados, a merced del público en general, son un legado cultural, es propiedad todos, y como tal, hay que cuidarlos, respetarlos, procurar su mantenimiento y perduración, para que las generaciones futuras, gocen de ellos igual que nosotros, y si es que se implementa en la mente colectiva de nuestra sociedad, el significado histórico-cultural que llevan consigo estas edificaciones ya no será ajeno al común de la gente, sino que se convertirá en parte de nuestros conocimientos, y así podremos abstraer de un inanimado cuerpo de concreto mucha información sobre la época a la que pertenecieron con todo su esplendor, podremos saber que nos cuentan las sociedades pasadas, conocer sus rumores, esos que quedaron entre las grietas de cada edificio.
Con este ensayo trataré de consignar puntos claves de la arquitectura del siglo XIV y principios del XX presentes en la ciudad de Santiago del Estero y La Banda, no ignorados desde su función o belleza que posee de por sí, pero si quizás olvidados como un legado histórico, de gente que vivió mucho antes que nosotros, e ideó lo que hoy tenemos.

David A. Jozami