La segunda piel
26 de Diciembre del 2008 a las 20:40:26 0 Leído (651)
La piel
Todas las grandes civilizaciones de la antigüedad escrutaron el cuerpo con una mirada diferente a la nuestra. En la visión occidental la piel se ha desprendido y deja ver lo que hay detrás, los artistas representan un cuerpo tras la remoción de la piel y las capas superficiales para su conocimiento otros prefieren enfocarse a la tersura, la suavidad, las texturas, el erotismo, sus formas, y nunca falta el reflejo de la sociedad que lo compone en su tiempo.
El advenimiento del cristianismo coincide con una era de devaluación del cuerpo. Hasta el siglo XV aparecen artistas que dibujan la anatomía del cuerpo como Leonardo da Vinci y Michelangelo Bunarrotti.
En la historia del arte se conoce que el cuerpo ha sido tema de inspiración, se ha visto con sus diferentes percepciones culturales a través de las diferentes corrientes en el arte contemporáneo.
La piel, nuestro manto protector tiene una extensión de 1.40 a 1.80m2, es impermeable al agua, abriga al cuerpo y lo protege del sol, sirve de armadura y de refrigerador es sensible al tacto, el calor y el dolor; soporta el desgaste durante años y efectúa las reparaciones necesarias por sí mismas, refleja nuestros estados de ánimo.
Una visión del cuerpo, específicamente de la piel como conductora y receptora de las circunstancias en el transcurso del tiempo, espacio y circunstancias determinadas, fraccionándolo en partes que conforman no solamente un cuerpo, sino muchas vidas, con sus diferentes percepciones y actitudes ante la misma, situaciones cercanas de las que no me considero ajena, de las que soy parte dentro de la sociedad y cultura que me rodea.
La Segunda piel parte de una necesidad del ser humano y de carácter especifico en cada individuo a pesar de que se asocien elementos sociales, culturales y económicos. Nuestra vestimenta, no importa si usamos jeans o trajes de lana: la ropa funciona como un medio ambiente íntimo y portátil, capaz de mantener nuestra temperatura ideal, a pesar de las condiciones climáticas. Además, la ropa indica quienes nos rodean, cual es nuestra edad, generación, clase social, oficio y actitud. Ciertas prendas nos hablan de continuidad y otras indican cambio o ruptura, son indicadores de nuestros estados de ánimo.
Ya lo dijo Marx: La ropa es un jeroglífico social y vale la pena decodificar sus múltiples sentidos a lo largo de la historia.
Ana Toledo González
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